Los ministros de Energía de la Unión Europea se reúnen en Luxemburgo para sellar un acuerdo histórico que pondría fin a la dependencia de Moscú y redibujaría el mapa energético global

Europa planea el jaque energético a Rusia: la UE busca prohibir todo el gas ruso antes de 2027

La Unión Europea acelera su ruptura definitiva con el gas ruso. Los ministros de Energía de los Veintisiete se reúnen este lunes en Luxemburgo para pactar una posición común que prohíba todos los suministros procedentes de Rusia antes de 2027, una medida sin precedentes que busca eliminar la dependencia energética del Kremlin y consolidar nuevas alianzas con Estados Unidos y otros proveedores de gas natural licuado (GNL).

UNSPLASH / ALEXEY LARIONOV
UNSPLASH / ALEXEY LARIONOV

La guerra en Ucrania ha transformado por completo la estrategia energética de Europa. Más de dos años después de que Moscú redujera el flujo de gas a través de los gasoductos Nord Stream, Bruselas se prepara para dar el paso definitivo: cerrar la puerta por completo al gas ruso.

El encuentro de este lunes en Luxemburgo tiene como objetivo alcanzar una posición común entre los ministros de Energía de la Unión Europea sobre un plan que pretende vetar todos los contratos de suministro con Rusia antes de 2027. Según el borrador, al que ha tenido acceso Politico Europe, la propuesta contempla bloquear los contratos a corto plazo a partir de junio de 2026 y prohibir los acuerdos a largo plazo 18 meses después.

El texto incluye excepciones temporales para países sin salida al mar, como Hungría y Eslovaquia, que aún dependen en gran medida del gas ruso. Aun así, el objetivo de Bruselas es firme: ningún país de la UE podrá seguir importando gas ruso más allá de 2027.

La medida se enmarca dentro del plan RepowerEU, la estrategia diseñada tras la invasión de Ucrania para diversificar las fuentes energéticas, acelerar la transición verde y reducir la vulnerabilidad geopolítica del bloque. En paralelo, la Comisión Europea mantiene negociaciones con el Parlamento Europeo, que presiona para adelantar el veto total al petróleo ruso al inicio de 2026 y acelerar el ritmo de desconexión energética.

“Europa debe ser capaz de defender su independencia estratégica sin financiar regímenes autoritarios”, declaró un alto funcionario comunitario. Según fuentes diplomáticas, varios Estados miembros están dispuestos a apoyar una prohibición progresiva, aunque persisten divisiones sobre los plazos y las condiciones de excepción.

Mientras tanto, Bruselas refuerza sus alianzas con proveedores alternativos, en especial con Estados Unidos. La UE ha firmado acuerdos bilaterales por más de 750.000 millones de dólares en suministro de gas natural licuado (GNL) durante los próximos tres años. Este giro hacia el gas estadounidense ha incrementado la llegada de buques metaneros a puertos europeos, especialmente en España, Países Bajos y Bélgica, que ya operan a plena capacidad.

Los analistas advierten que, aunque el reemplazo del gas ruso es técnicamente posible, su coste será elevado. Europa depende aún en torno a un 15 % de los volúmenes procedentes de Rusia, especialmente en Europa Central y del Este. “El desafío no es solo sustituir el gas, sino hacerlo sin comprometer los precios ni la seguridad del suministro”, apunta Claudia Kemfert, economista del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW).

El contexto internacional añade presión. Moscú ha desviado parte de su producción hacia China, Turquía y la India, reforzando su alianza energética con Asia. Sin embargo, los expertos coinciden en que la pérdida del mercado europeo —históricamente el más rentable para Gazprom— supondrá un duro golpe para las finanzas rusas.

 

El encuentro de Luxemburgo podría marcar un antes y un después en la independencia energética europea. Si la UE logra aprobar la medida, pondrá fin a más de medio siglo de dependencia del gas ruso, transformando no solo su política energética, sino también su papel geopolítico en el mundo. En un momento en que la energía se ha convertido en una herramienta de poder, Bruselas parece dispuesta a mover ficha y romper definitivamente con Moscú.

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