Ford Motor Company retira más de 1,4 millones de vehículos en EE.UU.
La retirada de 1 448 655 vehículos en Estados Unidos que acaba de anunciar Ford Motor Company constituye una de las más relevantes campañas de seguridad difundidas este año en el sector automovilístico. Según el comunicado de la NHTSA, el problema radica en que la cámara de visión trasera puede mostrar una imagen distorsionada, en blanco o intermitente al dar marcha atrás, lo que claramente compromete la visibilidad del conductor.
¿Qué vehículos están implicados?
La campaña abarca una lista extensa de modelos: entre ellos figuran el Flex (2015-2019), Explorer (2015), Lincoln MKT, Lincoln MKZ, C-Max (2015-2016), Escape, Taurus, Fusion (2016), Taurus (2018-2019), Lincoln MKT (2019), Fiesta y Mustang (2020). Esta tipología heterogénea muestra que el problema no se limita a un solo segmento de producto. En informes anteriores, ya se habían documentado otras retiradas de Ford por defectos similares de cámara trasera en otros modelos.
El origen del fallo
Según investigaciones del propio fabricante, el origen del problema se vincula al proveedor del módulo de cámara. En concreto, la empresa de componentes automovilísticos Magna International realizó un cambio no autorizado en la herramienta de fabricación de la placa de circuito interno de la cámara, lo que generó conexiones flojas susceptibles a corrosión eléctrica y, por tanto, fallos intermitentes o totales de visualización. Esta causa ha sido registrada por la NHTSA como la raíz del defecto.
La tasa de defectos estimada por Ford ronda el 2,7 % sobre los vehículos incluidos en la campaña, lo que, si bien parece modesta, representa decenas de miles de autos con riesgo real.
¿Qué repercusiones tiene para Ford y para el sector?
Para Ford, esta retirada implica no solo costes directos de reparación —con inspección y reemplazo gratuito del sistema de cámara—, sino también un impacto reputacional: el problema de visibilidad al dar marcha atrás es especialmente sensible tanto en el ámbito del consumidor como en el de la seguridad vial. En el contexto de una competición cada vez más marcada por los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) y cámaras traseras obligatorias legalmente en muchos países, una campaña de esta envergadura pone de relieve la necesidad de control, trazabilidad y calidad en la cadena de suministro de componentes electrónicos.
Adicionalmente, para el mercado europeo (y en particular para España), el alerta sirve como recordatorio: aunque esta retirada se ha comunicado en EE.UU., los fabricantes globales suelen aplicar medidas equivalentes o similares en otros mercados. Por ello, tanto propietarios como profesionales automovilísticos deben estar atentos al vin (“Vehicle Identification Number”) de sus unidades y posibles comunicados de servicio técnico del fabricante.
Ford notificará por carta postal a los propietarios de los vehículos implicados. Los concesionarios autorizados inspeccionarán el módulo de la cámara de visión trasera y lo sustituirán, en su caso, sin coste alguno. Es recomendable comprobar mediante el número de bastidor en la web del fabricante o en el portal de la NHTSA, además de actuar con rapidez, ya que la visibilidad al maniobrar se ve directamente comprometida.
Esta gran retirada refuerza la idea de que incluso los grandes fabricantes no están libres de errores de suministro que, finalmente, pueden traducirse en campañas masivas de seguridad. Para los tomadores de decisión en flotas, concesionarios y usuarios individuales, este episodio pone de manifiesto tres lecciones clave: la importancia del control de calidad en componentes críticos, la necesidad de procedimientos de comunicación rápidos con los clientes y, por supuesto, la obligatoriedad de revisar periódicamente los sistemas de asistencia al conductor. En un escenario donde la tecnología del automóvil avanza imparable hacia la conducción autónoma, estos eventos mantienen un particular interés para todos los actores de la industria.