Portugal vive una emergencia climática sin precedentes

Los incendios arrasan Portugal y ponen en jaque la capacidad de respuesta europea

Con más de 25 días de fuegos ininterrumpidos, Portugal afronta una de las peores crisis medioambientales de su historia reciente. El fuego ha devastado bosques, tierras agrícolas y poblaciones enteras, obligando a desplegar todos los recursos disponibles y despertando la alarma en Bruselas por la magnitud del desastre.

ÚLTIMA HORA | La devastación en Portugal continúa tras 25 días de incendios

La tensión medioambiental crece en Europa y Portugal se ha convertido en el epicentro de una pesadilla que parece no tener fin. Más de tres semanas después del inicio de la oleada de incendios, el país luso sigue luchando contra un fuego que devora bosques, cultivos y hogares, sin dar tregua a la población ni a los efectivos de emergencias.

El cuadrante nororiental de Portugal es hoy un territorio marcado por la devastación. Las imágenes que llegan desde Arganil, en el distrito de Coímbra, muestran a vecinos tratando de contener las llamas con los medios más básicos, mientras medio millar de vehículos terrestres y aéreos intentan frenar un incendio que ha desbordado todas las previsiones. Los vientos cambiantes y el terreno abrupto dificultan unas tareas de extinción que, según la Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil, no tienen expectativas de resolverse a corto plazo.

La magnitud del desastre se refleja en las cifras. En Castelo Branco, el fuego avanzó durante la noche con un frente de decenas de kilómetros, generando pánico entre la población. En Trancoso, en la provincia de Guarda, las llamas llevan más de nueve días activas y, tras unirse a otro foco en Viseu, podrían haber superado ya las 80.000 hectáreas calcinadas, según estimaciones del European Forest Fire Information. Se trataría de uno de los mayores incendios jamás registrados en Portugal.

La situación no se limita al interior del país. En el noroeste, otros cuatro grandes focos mantienen en vilo a la población, incluyendo el incendio que cruzó la frontera desde Xinzo de Limia (Ourense) hasta Montalegre durante la madrugada del martes. Este escenario transfronterizo añade presión a las autoridades, que deben coordinar esfuerzos con España para evitar que el desastre siga extendiéndose.

La catástrofe pone de relieve la fragilidad de Europa frente a un contexto climático cada vez más extremo. Incendios, huracanes y tifones forman parte de un patrón que desafía la capacidad de respuesta de los gobiernos y reclama estrategias conjuntas a nivel europeo. Portugal, hoy convertido en símbolo de esta emergencia, afronta horas decisivas en la lucha contra un enemigo que no distingue fronteras ni calendarios.

Comentarios