Cese de fuego en Gaza

Israel anuncia retirada de Gaza al mediodía y da inicio al cronómetro para liberar rehenes

Según las Fuerzas de Defensa de Israel, la retirada de tropas del enclave palestino debe completarse hacia las 11:00 CET (mediodía hora local), abriendo paso a un periodo de 72 horas durante el cual Hamás debe liberar rehenes vivos y entregar los cuerpos de los fallecidos. Un acuerdo que busca poner fin a meses de conflicto mediante un intercambio delicado y cargado de retos.

El ejército israelí espera completar la retirada de Gaza al mediodía. EPA / ATEF SAFADI​​​​​​​​​​
El ejército israelí espera completar la retirada de Gaza al mediodía. EPA / ATEF SAFADI​​​​​​​​​​

El sonido de los vehículos militares israelíes abandonando el enclave marca un punto de inflexión en una guerra que ha dejado miles de muertos y un territorio devastado. Según medios israelíes, la retirada debe completarse alrededor del mediodía, momento en que se activará el cronómetro del acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás. A partir de ese instante, el grupo palestino dispondrá de 72 horas para entregar a los rehenes que continúan con vida y devolver los cuerpos de los fallecidos. La prioridad, según fuentes diplomáticas citadas por Reuters y The Guardian, será la liberación de los aproximadamente veinte prisioneros que se cree aún permanecen en manos de Hamás.

El pacto, resultado de semanas de intensas negociaciones con la mediación de Egipto, Catar y Estados Unidos, representa la primera oportunidad real en meses para aliviar la tragedia humanitaria en Gaza y avanzar hacia un cese total de las hostilidades. Para Israel, la retirada no significa un abandono del control de seguridad, sino una reconfiguración táctica que permita sostener la presión diplomática mientras se desarrolla el proceso de liberación.

El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó el acuerdo como “un paso indispensable para restaurar la confianza entre las partes”, aunque advirtió que la situación sigue siendo extremadamente frágil. De hecho, dentro de Hamás existen dudas sobre la posibilidad de cumplir los plazos. Mousa Abu Marzook, alto dirigente del grupo, declaró que resulta “poco realista” esperar que todos los rehenes y cuerpos puedan ser localizados y entregados en apenas tres días, alegando que parte de la información sobre los lugares donde fueron retenidos se ha perdido entre los bombardeos y el caos del enclave.

En Israel, el clima político también es tenso. Las familias de los rehenes mantienen la esperanza con cautela, mientras el Gobierno enfrenta presiones internas de sectores que consideran que el acuerdo es una concesión excesiva. Sin embargo, para gran parte de la sociedad israelí, la prioridad sigue siendo traer a los suyos de vuelta a casa, incluso si eso implica compromisos temporales en el frente militar.

La tregua incluye disposiciones humanitarias adicionales: la apertura de corredores para el ingreso de alimentos, medicinas y combustible, así como la evacuación de heridos hacia Egipto. En las calles de Rafah y Khan Yunis, donde la destrucción es casi total, miles de desplazados intentan volver a zonas parcialmente seguras, mientras organizaciones internacionales piden garantías para mantener el suministro básico una vez que las tropas israelíes se retiren por completo.

A pesar de la aparente calma, la desconfianza entre ambas partes sigue intacta. En Tel Aviv, los mandos militares han subrayado que el repliegue no implica un alto al fuego permanente y que cualquier incumplimiento por parte de Hamás provocaría una respuesta inmediata. En Gaza, el grupo islamista insiste en que Israel debe cumplir su parte del acuerdo y evitar incursiones o ataques selectivos mientras dure el plazo.

La comunidad internacional observa con atención este nuevo intento de distensión. Washington ha reiterado su respaldo al acuerdo, destacando el papel de la mediación árabe, mientras que la Unión Europea lo considera un “avance significativo” que podría abrir la puerta a negociaciones más amplias. Sin embargo, pocos se atreven a hablar de paz duradera. Cada avance diplomático en esta guerra parece caminar sobre una línea tan delgada como la confianza mutua que aún no existe.

Si el proceso se cumple según lo pactado, las próximas 72 horas podrían marcar el comienzo de un cambio histórico. Pero si una sola parte falla, el ciclo de violencia podría reiniciarse con más fuerza. En Medio Oriente, las treguas son frágiles y las heridas, demasiado profundas. Hoy, la esperanza depende de que las promesas hechas al mediodía se conviertan en hechos antes de que el tiempo se agote.

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