Netanyahu eleva la presión desde la tribuna de la ONU

“Liberen a los rehenes si quieren vivir”: Netanyahu lanza ultimátum a Hamás

En una intervención cargada de intencionalidad política y con el auditorio parcialmente vacío por las protestas, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu emplazó directamente a los líderes de Hamás a liberar a los 48 rehenes que, dijo, permanecen en Gaza, asegurando que su vida depende de esa decisión. Su mensaje, emitido también hacia Gaza, tensiona aún más un escenario internacional ya profundamente polarizado.

364782
“Liberen a los rehenes si quieren vivir”: Netanyahu lanza ultimátum a Hamás EPA/SARAH YENESEL

Benjamin Netanyahu eligió la Asamblea General de la ONU para lanzar un mensaje que combina amenaza, apelación humanitaria y demostración de fuerza: “Depositen las armas. Dejen ir a mi gente. Liberen a los rehenes, a todos, los 48. Háganlo ahora. Si lo hacen, vivirán. Si no, Israel los perseguirá”, declaró en su intervención, que, según su oficina, fue proyectada mediante altavoces hacia Gaza.

El discurso llegó en un momento de marcada tensión diplomática: decenas de delegados abandonaron la sala en señal de protesta, un gesto que evidenció el fuerte rechazo que sus palabras suscitaron en amplios sectores de la comunidad internacional. Al mismo tiempo, la decisión de hablar directamente a los rehenes y a los habitantes de Gaza —con elementos audiovisuales y mensajes en hebreo y en inglés— buscó reforzar la narrativa de que Israel no olvidará a los suyos y que está dispuesto a perseguir a los responsables hasta lograr su liberación.

El ultimátum tiene una doble lectura. En clave interna, refuerza la imagen de un Ejecutivo que no cede ante la presión y que presenta la seguridad y el regreso de los rehenes como prioridades innegociables; en clave externa, plantea un dilema para la comunidad internacional: apoyar incondicionalmente la demanda israelí de liberación inmediata o insistir en soluciones diplomáticas y humanitarias que incluyan garantías sobre vidas civiles y la facilitación de ayuda en Gaza. Esa tensión se traduce en reacciones encontradas en capitales occidentales y en la ONU.

Las implicaciones operativas de un mensaje como el de Netanyahu son claras y preocupantes. Al condicionar la vida de los rehenes a una acción inmediata de Hamás y amenazar con persecución, el primer ministro incrementa la presión sobre la organización militante, a la vez, eleva el riesgo de una respuesta militar intensificada en Gaza. Para las negociaciones —cuando y si se restablecen— esto complica los márgenes de maniobra: los intermediarios y las potencias facilitadoras deberán ahora gestionar una mayor desconfianza y una dinámica en la que cada movimiento puede ser interpretado como una señal de debilidad o, por el contrario, de fuerza.

Desde la perspectiva de seguridad y de política exterior, el gesto también busca apuntalar apoyo internacional para posibles operaciones de largo alcance contra dirigentes o estructuras relacionadas con Hamás. El lenguaje empleado —directo, público y mediático— pretende tanto presionar al adversario como condicionar el entorno internacional para que minimice críticas a futuras operaciones israelíes. No es una estrategia nueva, pero su exposición en la ONU la convierte en elemento de debate público global. 

Para las organizaciones humanitarias y para los países implicados en mediaciones, la prioridad inmediata sigue siendo la seguridad de los rehenes y el acceso seguro a ayuda para la población civil. Cualquier escalada adicional no solo pone en peligro a los cautivos —a quienes Netanyahu apeló por su nombre y número restante— sino que agrava una crisis humanitaria ya de enormes proporciones en la Franja de Gaza, con efectos colaterales en la estabilidad regional y en la percepción internacional sobre la proporcionalidad de las respuestas militares.

En definitiva, la intervención de Netanyahu en la Asamblea General es un movimiento calculado: busca mantener la presión sobre Hamás, reforzar un relato de firmeza nacional y forzar a la comunidad internacional a situarse, públicamente, al lado de Israel. Pero también añade complejidad a cualquier vía de solución negociada, porque convierte a la liberación de rehenes en una condición maximalista con consecuencias inmediatas sobre la seguridad, la diplomacia y la ayuda humanitaria en la región.

Comentarios