Una orden polémica en tiempos de guerra

Netanyahu quiere hablarle en directo a Gaza: el pulso entre estrategia política y objeciones militares

Benjamin Netanyahu ha dado instrucciones a las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) para que coloquen altavoces a lo largo de la Franja de Gaza y transmitan en vivo su discurso ante la Asamblea General de la ONU, una maniobra que expertos califican de guerra psicológica. Pero desde dentro del propio aparato militar surgen voces disidentes: para las IDF, respetar esa orden implicaría poner en riesgo posiciones y soldados. En el cruce entre propaganda, poder y tácticas de guerra, ¿qué prevalecerá?
ÚLTIMA HORA | Israel instalará altavoces en Gaza para retransmitir el discurso de Netanyahu

Mientras Netanyahu ultima su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas, su plan de instalar altavoces por toda la Franja de Gaza para reproducir su discurso en vivo ha desatado una controversia que va más allá de lo simbólico. Para el primer ministro israelí, la iniciativa serviría para llegar directo al ciudadano palestino, contrarrestar narrativas adversas e imponer su versión del conflicto. Pero en el terreno militar la jugada despierta recelos: obligar a tropas a entrar en zonas israelíes desde Gaza o aproximarse a líneas del frente incrementa el peligro y complica maniobras operativas. Según informó la prensa local, altos mandos de las IDF se han opuesto internamente a la orden, argumentando que podría exponer a soldados a emboscadas o ataques directos.

La tensión interna no es casualidad. Netanyahu ha señalado que en su discurso arremeterá contra los gobiernos que han reconocido un Estado palestino —acusándolos de fortalecer a Hamás— y reafirmará su negativa a la llamada “solución de dos estados”. Esa postura cobra fuerza en un contexto donde varios países occidentales, entre ellos Reino Unido, Francia y Canadá, han formalizado dicho reconocimiento, un desafío diplomático al que Israel responde con firmeza.

Las fuentes militares, sin embargo, relativizan la viabilidad del proyecto de transmisión: apuntan a que la logística de desplegar equipos de sonido potentes, cableado o energía eléctrica en una zona sometida a bombardeos, bloqueos y movimiento constante de tropas es extremadamente compleja. Además, cada inserción o desplazamiento entraña riesgos de enfrentamientos locales. Por ello, algunas voces dentro de las fuerzas armadas han expresado su intención de hacer caso omiso a la orden de Netanyahu, priorizando la seguridad operacional y discreción táctica ante el espectáculo político.

La coyuntura internacional añade presión. Israel ha intensificado su ofensiva sobre Gaza en las últimas jornadas, atacando centenares de objetivos identificados como instalaciones de Hamás, y ampliando su presencia en la ciudad de Gaza. A su vez, el giro diplomático de gobiernos europeos al reconocer a Palestina actúa como contrapeso a la narrativa israelí, que denuncia ese reconocimiento como un apoyo al terrorismo. Israel, por su parte, enfrenta crecientes críticas internacionales por su bloqueo humanitario y los bombardeos sobre zonas civiles.

Además, Netanyahu se dirige al escenario global mientras carga con acusaciones de crímenes de guerra: la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en su contra, aunque Israel rechaza la jurisdicción. Algunos analistas sostienen que su decisión de evitar ciertos espacios aéreos —presuntamente para eludir países signatarios de la CPI— revela la delicadeza institucional del momento. En ese contexto, la instalación de altavoces adquiere un carácter simbólico casi militarizado.

Finalmente, el resultado operativo ya parece definido: según los reportes, el ejército planea ignorar la instrucción de Netanyahu y no proceder con el despliegue acústico. El pulso entre poder civil y comando militar refleja una fractura no declarada: ¿se impondrá la voluntad política, o prevalecerá el cálculo estratégico sobre un acto de propaganda arriesgado?

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