El oro mira a los 10.000 dólares mientras la plata firma un 2025 histórico
En un contexto financiero marcado por la volatilidad y las dudas sobre el ciclo económico global, los metales preciosos recuperan protagonismo como activo refugio. El vídeo publicado por Negocios TV el 10 de diciembre recoge el análisis de Javier López Milán, CEO de SilverGold Patrimonio, que sitúa la atención en el comportamiento reciente del oro y la plata y plantea una cuestión de largo alcance: ¿es realista pensar en un oro a 10.000 dólares la onza? Su tesis se apoya en el rally de la plata en 2025, en las tensiones de oferta física y en un escenario de revalorizaciones sostenidas hasta, al menos, 2028.
El diagnóstico parte de un mercado que combina políticas monetarias cambiantes, tensiones geopolíticas y demanda creciente de activos tangibles. En ese marco, tanto el oro como la plata vuelven a presentarse como instrumentos de protección frente a la inflación, las devaluaciones y las correcciones bursátiles. El análisis de López Milán propone una hoja de ruta con objetivos de precio muy ambiciosos, que sitúan a los metales preciosos en el centro del debate inversor para los próximos años.
Rally histórico de la plata
El año 2025 se perfila, según López Milán, como un ejercicio histórico para la plata, con una revalorización superior al 111%. Este movimiento no se interpreta como un episodio aislado, sino como el inicio de un nuevo ciclo alcista que podría extenderse durante varios años, apoyado en la combinación de demanda inversora y usos industriales.
La plata, recuerda, ha permanecido durante años rezagada frente al oro. Ahora, el metal blanco estaría «buscando ponerse al día», con margen —según este escenario— para duplicar o incluso triplicar su valor actual. La clave reside en un punto de partida considerado aún “barato” en relación con su potencial y con el contexto de tensiones en la oferta.
Objetivos de precio para la plata
Las proyecciones que maneja el CEO de SilverGold Patrimonio son especialmente agresivas. Para 2026, sitúa el precio de la onza de plata en una horquilla de 100 a 110 dólares, lo que implicaría consolidar el rally iniciado en 2025 y mantener una dinámica de fuertes entradas de capital.
Si la tendencia continúa, el horizonte de 2028 se presenta aún más ambicioso: la plata podría moverse en un rango de 275 a 300 dólares por onza. Este escenario descansa en la idea de que la presión de la demanda física —tanto de inversores como del sector industrial— no encontrará una respuesta equivalente en el lado de la oferta, alimentando así un ciclo prolongado de encarecimiento.
Tensión en la oferta física
El elemento de la oferta física aparece como una de las piezas centrales del análisis. Las refinerías saturadas y los plazos de entrega más largos evidencian un mercado sometido a fuerte presión. A ello se suma la reactivación de minas que, pese a sus elevados costes, vuelven a poner producción en marcha para intentar responder a la demanda.
Esta dinámica contribuye a sostener precios al alza y refuerza la percepción de que la plata continúa infravalorada respecto a su potencial real. Para los defensores de este escenario, no se trataría solo de un activo especulativo, sino de un activo refugio que aún no ha reflejado plenamente el nuevo equilibrio entre oferta y demanda.
El horizonte del oro: hacia los 10.000 dólares
Mientras la plata protagoniza el movimiento más llamativo, el oro se encuentra, según López Milán, en una fase más lateral tras un año de fuerte subida. A corto plazo, el analista ve margen para un intento de alcanzar los 4.400 dólares por onza, como nuevo tramo dentro de su tendencia de fondo.
En perspectiva de medio y largo plazo, las cifras son todavía más contundentes. El escenario planteado apunta a cotizaciones de entre 6.000 y 7.000 dólares por onza en 2026-2027, culminando en una gran apuesta: superar los 10.000 dólares por onza en 2028. De confirmarse, se trataría de un cambio de nivel estructural para el metal rey, que consolidaría su papel como activo de referencia en momentos de estrés financiero y geopolítico.
Otros metales y perfiles de riesgo
El análisis emitido en Negocios TV no se limita al oro y la plata. Paladio, platino y rodio también aparecen en el radar como activos con oportunidades relevantes, aunque asociados a una volatilidad mucho mayor. Se trata de metales con mercados más estrechos y movimientos de precio más abruptos, por lo que no todos los perfiles de inversor se sienten cómodos asumiendo ese grado de riesgo.
En este sentido, la elección entre unos u otros metales dependerá en gran medida del perfil de riesgo, el horizonte temporal y la capacidad de soportar oscilaciones intensas en el corto plazo. Los metales industriales, pese a su potencial, exigen una gestión activa y una disciplina estricta en la toma de beneficios y en el control de pérdidas.
Claves para el inversor en metales
Para los inversores más prudentes, López Milán subraya la importancia de las compras fraccionadas, evitando concentrar la entrada en un único momento y reduciendo así el impacto de la volatilidad. La diversificación de la cartera y el mantenimiento de una visión de medio plazo se sitúan como pilares básicos de su estrategia.
En cuanto a la estructura del portafolio, sugiere una distribución orientativa basada en tres bloques: 40% oro, 40% plata y 20% metales industriales. A quienes ya cuentan con posiciones relevantes en metales preciosos, recomienda realizar plusvalías cuando se produzcan fuertes tramos alcistas y reequilibrar periódicamente la cartera para no sobreexponerse a un solo activo o segmento. En último término, el mensaje que lanza es claro: en un entorno incierto, los metales preciosos vuelven a ser protagonistas, pero su potencial solo se aprovecha plenamente con una estrategia ordenada y disciplinada.
