Oriente Medio en tensión

La pelota en el tejado de Hamás: el plan de paz de Trump espera respuesta

El movimiento islamista pide más tiempo para estudiar la propuesta presentada por Donald Trump, que contempla un alto el fuego, la liberación de rehenes, el desarme de Hamás y la retirada israelí. El ultimátum del expresidente estadounidense expira hoy.
ÚLTIMA HORA: Hamás no cumple con el plazo de Trump: pide más tiempo para responder al plan para Gaza

La crisis en Oriente Medio entra en un punto de inflexión. Desde el pasado lunes, la atención internacional se centra en la respuesta que debe dar Hamás a la propuesta de paz impulsada por Donald Trump y anunciada la semana anterior. El expresidente de Estados Unidos situó la pelota en el tejado del grupo islamista, otorgándole un plazo de “tres o cuatro días” para pronunciarse. Ese margen vence hoy, sin que por el momento haya una posición definida.

Un alto funcionario de Hamás comunicó a la agencia Associated Press que el grupo “sigue revisando” los detalles del plan y que necesita más tiempo antes de tomar una decisión definitiva. La respuesta refleja la complejidad del documento, que incluye aspectos de gran calado político y militar. “Aún no hemos definido nuestra postura”, admitió el portavoz consultado, en declaraciones que reafirman la falta de consenso interno en la organización.

El plan de Trump se articula sobre cuatro puntos clave. En primer lugar, un alto el fuego inmediato que detenga la escalada bélica en Gaza y frene el deterioro humanitario en la zona. En segundo, la liberación de los rehenes en poder de Hamás, exigencia que lleva meses en la mesa de negociación. En tercer lugar, el desarme completo de la milicia islamista, condición innegociable para Israel y elemento más controvertido del documento. Y, finalmente, la retirada de las fuerzas israelíes, concebida como parte de un acuerdo integral que permita abrir un nuevo escenario en la región.

Sin embargo, lo que se planteó como un calendario rápido enfrenta ahora la resistencia de los plazos políticos de Hamás. La petición de más tiempo introduce un factor de incertidumbre en un momento en el que la comunidad internacional había recibido con optimismo el movimiento de Trump. Naciones Unidas, la Unión Europea y potencias árabes clave ya habían mostrado su apoyo al plan, considerándolo un marco viable para desactivar el conflicto y abrir la puerta a un nuevo proceso de diálogo.

La cuestión es si Hamás está dispuesto a aceptar unas condiciones que, en la práctica, suponen renunciar a su capacidad militar y modificar de raíz su posición estratégica en la región. El desarme y la liberación de rehenes son dos exigencias difíciles de encajar para una organización que basa buena parte de su identidad en la resistencia armada y en su papel frente a Israel. Aceptarlas equivaldría a redefinir su rol político y militar en Gaza.

Trump, por su parte, ha buscado imprimir velocidad a la negociación, presentando el plan como una “oportunidad histórica” que no puede desaprovecharse. Su ultimátum, de tres a cuatro días, pretendía forzar una respuesta rápida y evitar que la propuesta se diluyera en la dinámica habitual de Oriente Medio, marcada por la desconfianza y los plazos interminables. Pero la falta de un pronunciamiento a tiempo pone en riesgo esa estrategia y abre la puerta a que la iniciativa pierda tracción internacional.

El contexto regional añade presión. Israel ha mostrado respaldo al documento, aunque insiste en que no habrá concesiones en seguridad. Egipto y Qatar, mediadores habituales en la zona, han celebrado la propuesta y reclaman pragmatismo a Hamás. La comunidad internacional espera que el grupo responda positivamente, consciente de que la ventana de oportunidad es estrecha y de que la situación humanitaria en Gaza no permite prolongar la espera.

Hoy vence el plazo simbólico fijado por Trump. El tiempo dirá si Hamás decide asumir el coste político de aceptar el plan o si opta por prolongar la indefinición, con el riesgo de perder el apoyo internacional que, por primera vez en años, parece alinearse en torno a una hoja de ruta común. Lo que está claro es que la pelota sigue en el tejado de Hamás.

Comentarios