Rusia lanza 86 drones contra Ucrania en una sola noche: Kiev asegura haber destruido 71
La guerra en Ucrania vuelve a mostrar la centralidad de los drones como arma de desgaste en el conflicto. Según informaron este martes las Fuerzas Aéreas ucranianas, el ejército ruso lanzó durante la pasada noche 86 drones de ataque contra su territorio, en una ofensiva aérea que buscaba saturar los sistemas de defensa.
Los aparatos incluían modelos Shahed de fabricación iraní, Gerber y otros tipos de vehículos aéreos no tripulados, que partieron desde varias bases rusas situadas en Kursk, Shatalovo, Milerobo y Primorsco-Artars. La estrategia, ya habitual en las últimas semanas, combina el lanzamiento desde diferentes puntos para dispersar las defensas y aumentar las probabilidades de impacto.
Defensa aérea ucraniana: logros y límites
El comunicado militar subrayó que 71 de los 86 drones fueron neutralizados, una tasa de éxito que evidencia la capacidad de respuesta ucraniana, pero también el enorme coste operativo que supone mantener activas las defensas antiaéreas de forma continuada.
A pesar del alto porcentaje de derribos, el ejército reconoció que al menos seis drones lograron impactar en diferentes localidades, causando daños en infraestructuras y servicios. Aunque no se han detallado las zonas exactas, fuentes locales apuntan a ataques en regiones del centro y sur del país, donde los drones suelen concentrarse en instalaciones energéticas y logísticas.
Drones Shahed: el arma persistente de Moscú
Los Shahed-136, suministrados por Irán y rebautizados por Rusia como Geran-2, se han convertido en uno de los instrumentos más utilizados por Moscú. Son baratos, relativamente fáciles de producir y se emplean en ataques masivos para intentar desbordar a las defensas.
Su objetivo no siempre es causar grandes daños directos, sino desgastar a Ucrania obligándola a gastar misiles antiaéreos mucho más costosos y mantener en alerta constante a su población civil. La última ofensiva confirma que Rusia mantiene esta estrategia de presión prolongada, incluso en fases de menor movimiento terrestre en el frente.
Una guerra de recursos
Para Kiev, este tipo de ataques refuerza la necesidad de acuerdos internacionales en materia de coproducción de armamento y sistemas de defensa. El propio presidente Volodímir Zelenski ha insistido en los últimos días en que la prioridad es ampliar la cooperación en drones y misiles con Estados Unidos y otros socios occidentales, tanto para interceptar ataques como para devolver la presión al otro lado de la frontera.
La guerra de drones se ha convertido así en una batalla de recursos: Rusia busca saturar con cantidad, mientras que Ucrania depende de tecnología avanzada y apoyo externo para mantener la efectividad de sus defensas.
Impacto en la población
Más allá de las cifras, cada oleada de drones mantiene a millones de ucranianos bajo amenaza constante. Las alarmas aéreas interrumpieron la noche en varias regiones, obligando a la población a refugiarse en sótanos y estaciones de metro. Los impactos confirmados en seis puntos del país se suman a una larga lista de ataques que han dañado redes de transporte, infraestructuras energéticas y edificios residenciales en los últimos meses.
La resistencia civil, sin embargo, sigue siendo un elemento clave en la narrativa ucraniana: mostrar capacidad de adaptación y mantener los servicios básicos en marcha es tan importante como neutralizar drones en el aire.
Perspectivas inmediatas
Los analistas militares coinciden en que el uso de drones seguirá intensificándose en los próximos meses. Rusia ve en ellos un recurso relativamente barato frente al alto coste de los sistemas defensivos occidentales. Ucrania, por su parte, intenta responder con mayor cooperación internacional en la producción y con el desarrollo de su propia industria de drones.
Lo ocurrido en esta última noche —86 drones lanzados y 71 derribados— refleja que la guerra se libra tanto en el cielo como en el terreno, y que cada ataque se convierte en un pulso entre la capacidad de saturación rusa y la resistencia ucraniana para proteger a su población y su infraestructura.