Aeropuertos

Rusia restringe el tráfico aéreo en varios aeropuertos por riesgo de ataques con drones

Rosaviatsia limita operaciones en Nizhni Nóvgorod, Oremburgo y Ufá tras nuevos incidentes vinculados a la guerra en Ucrania.

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EPA/YURI KOCHETKOV

Varios aeropuertos regionales de Rusia, entre ellos los de Nizhni Nóvgorod, Oremburgo y Ufá, han impuesto restricciones temporales al tráfico aéreo «para garantizar la seguridad de la aviación civil» en plena escalada de ataques con drones vinculados al conflicto con Ucrania, según informó la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia (Rosaviatsia). Las limitaciones se producen después de que aeropuertos en Penza, Sarátov y Samara aplicaran y levantaran prohibiciones similares, en un contexto de interrupciones cada vez más frecuentes en el tráfico aéreo ruso por la amenaza de aeronaves no tripuladas.

En los últimos meses, los cierres parciales y totales de aeropuertos se han convertido en una herramienta recurrente de las autoridades rusas para gestionar el riesgo derivado de los ataques con drones ucranianos contra infraestructuras civiles y militares en su territorio. Fuentes oficiales justifican estas medidas como una respuesta preventiva, mientras que los registros de cierres muestran una tendencia al alza respecto a los primeros años de la invasión a gran escala.

 

Restricciones en cadena

Las restricciones comunicadas por Rosaviatsia afectan a las operaciones de llegada y salida en los aeropuertos de Nizhni Nóvgorod, Oremburgo y Ufá, nodos relevantes para el tráfico doméstico ruso. En algunos casos se han aplicado cierres totales durante determinados intervalos horarios y, en otros, limitaciones parciales que obligan a desviar vuelos o a mantenerlos en espera en aeropuertos alternativos.

Previamente, aeródromos de Penza, Sarátov y Samara también habían decretado prohibiciones temporales de vuelo, que posteriormente fueron levantadas una vez reducido el nivel de amenaza. Estas medidas se coordinan bajo protocolos de seguridad que permiten suspender de forma inmediata las operaciones en caso de riesgo para la aviación civil.

 

Drones y riesgo para la aviación

Las autoridades rusas vinculan de forma directa estas restricciones a los ataques con drones ucranianos en profundidad sobre territorio ruso, que han tenido como objetivo tanto infraestructuras militares como activos energéticos y logísticos. En varios episodios recientes, la aproximación de drones a instalaciones cercanas a aeropuertos ha obligado a suspender las operaciones por riesgo de colisión o por la activación de sistemas de defensa aérea en las inmediaciones de las rutas de vuelo.

La proliferación de ataques con drones ha generado un nuevo tipo de vulnerabilidad para la aviación civil, obligando a las autoridades a adaptar sus protocolos de seguridad. En el caso ruso, los cierres preventivos se han extendido desde los grandes aeropuertos cercanos a Moscú hasta infraestructuras regionales, configurando un mapa de riesgo mucho más amplio que en los primeros compases de la guerra.

 

Un patrón de cierres en aumento

En los últimos años, los aeropuertos rusos han registrado un incremento notable de suspensiones de operaciones, con periodos de cierre que superan ampliamente las cifras de los primeros años del conflicto. Las autoridades recurren de forma creciente a estas medidas de emergencia para responder a oleadas de drones y a alertas de seguridad que afectan a múltiples regiones de manera simultánea.

En episodios de ataques particularmente intensos, las restricciones han llegado a afectar a decenas de aeropuertos al mismo tiempo, provocando la cancelación o retraso de miles de vuelos y alterando la operativa de las principales aerolíneas del país. Este patrón ha convertido los cierres preventivos en un elemento estructural del funcionamiento cotidiano de la red aeroportuaria rusa.

 

Impacto en pasajeros y aerolíneas

Las suspensiones y restricciones tienen un impacto directo en pasajeros y compañías aéreas, obligados a asumir cambios de última hora, largas esperas y desvíos a aeropuertos secundarios. En regiones con limitada oferta de conexiones, el cierre temporal de un aeropuerto puede dejar a los viajeros sin alternativas inmediatas, forzando reprogramaciones que se prolongan durante días.

Para las aerolíneas, la acumulación de cierres implica costes adicionales por combustible, tripulaciones y compensaciones, además de una compleja reconfiguración de rutas y horarios. Aunque la mayoría de los cierres comunicados son de corta duración, la frecuencia creciente de estas interrupciones convierte la planificación de la red doméstica rusa en un ejercicio de permanente contingencia.

 

Contexto militar y escalada

El aumento de las restricciones aéreas se enmarca en una escalada del uso de drones por parte de Ucrania para atacar objetivos en profundidad en territorio ruso, una táctica que busca presionar la retaguardia logística y las infraestructuras críticas de Moscú. Estas operaciones han obligado a desplegar sistemas de defensa aérea en zonas alejadas del frente, afectando al funcionamiento ordinario del espacio aéreo.

La respuesta rusa combina el refuerzo de sus defensas con medidas administrativas como la suspensión temporal de vuelos, que se aplica incluso en áreas donde no se han confirmado impactos, pero sí la presencia o el avistamiento de drones. Este enfoque pretende minimizar el riesgo de incidentes con aeronaves civiles en un entorno donde las actividades militares han ganado peso.

 

Perspectivas y consecuencias

Mientras se mantenga el ritmo actual de ataques con drones y la guerra continúe sin un alto el fuego estable, las interrupciones en la red de aeropuertos rusos seguirán formando parte del paisaje cotidiano del conflicto. La combinación de amenazas aéreas, protocolos de seguridad estrictos y decisiones discrecionales de cierre por parte de las autoridades configura un entorno altamente volátil para la aviación civil.

El escenario que dibujan los últimos episodios es claro: más cierres, más dispersos y más prolongados que en años anteriores, con impacto directo en la movilidad interna de Rusia y en la percepción de seguridad de su espacio aéreo. En este contexto, las nuevas restricciones en Nizhni Nóvgorod, Oremburgo y Ufá no son episodios aislados, sino un eslabón más en una cadena de interrupciones que refleja cómo la guerra en Ucrania se libra también en los cielos, lejos del frente.

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