Rusia afronta una crisis geológica sin precedentes

Siete volcanes entran en erupción en Kamchatka tras un terremoto de magnitud 8,8

La península rusa de Kamchatka vive un episodio histórico de actividad volcánica: siete colosos han despertado tras casi tres siglos de inactividad, en un fenómeno ligado al potente seísmo que sacudió la región la semana pasada.

ÚLTIMA HORA: Alerta mundial: siete volcanes entran en erupción tras el fuerte terremoto en Kamchatka

Rusia se enfrenta a un fenómeno geológico inédito en su historia moderna. Siete volcanes situados en la península de Kamchatka, en el extremo oriental del país, han entrado en erupción de forma simultánea apenas unos días después del terremoto de magnitud 8,8 que sacudió la zona. Se trata de una de las mayores activaciones volcánicas registradas en la región desde el año 1737, según ha informado el Servicio Geofísico Unificado de la Academia de Ciencias de Rusia.

Los colosos que han despertado son el Becimiani, Kambalni, Karinski, Kicheski, Krasenikov, Bunowski y Avachinski. Lo relevante de este episodio no es solo la cantidad de volcanes implicados, sino el largo periodo de inactividad que presentaban. El caso más llamativo es el del Krasenikov, que no había registrado actividad desde 1463 y ahora ha expulsado columnas de ceniza de hasta seis kilómetros de altura, generando preocupación por su potencial impacto en la atmósfera y el entorno inmediato.

El seísmo que precedió esta actividad volcánica no solo fue de una magnitud extraordinaria, sino que desplazó el sur de la península cerca de dos metros hacia el sudeste, una alteración tectónica que podría haber actuado como desencadenante de esta cadena eruptiva. Este tipo de reacciones en cadena entre terremotos y volcanes no es habitual, pero tampoco es desconocido para la ciencia geológica.

Especial atención merece el comportamiento del volcán Kambalni, que llevaba inactivo varias décadas y que en los últimos días ha mostrado una actividad creciente, con emisión de gases y movimientos sísmicos secundarios. Sin embargo, la mayor preocupación de los científicos se centra en el Klyuchevskoy, cuyo flujo de lava ya alcanza los tres kilómetros de longitud y se dirige peligrosamente hacia el glaciar Bogdanovich, que ha comenzado a derretirse.

Este avance del magma sobre el hielo podría provocar una combinación de erupciones explosivas y deshielos súbitos, con consecuencias ambientales de amplio alcance, desde el aumento del riesgo de lahares (avalanchas de lodo volcánico) hasta posibles impactos en la biodiversidad local y alteraciones climáticas a escala regional.

La comunidad científica rusa, en colaboración con organismos internacionales, sigue monitorizando minuto a minuto la evolución de este fenómeno. El acceso a algunas zonas ha sido restringido, y se han activado protocolos de evacuación preventiva en asentamientos cercanos a los cráteres activos. Aunque la región de Kamchatka está escasamente poblada, su riqueza ecológica y su papel geoestratégico la convierten en un territorio de alta sensibilidad.

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