Terremoto de magnitud 6,9 sacude Filipinas, Cebu: al menos 60 muertos y cientos de heridos
Una potente sacudida nocturna dejó el centro de Filipinas en estado de emergencia: el epicentro se situó frente a la ciudad de Bogo, en la provincia de Cebú, y obligó a declarar el estado de calamidad en la región. Las autoridades reportan decenas de fallecidos y cuantiosos daños materiales, mientras siguen las tareas de rescate y evaluación.
El reloj marcaba las 10 de la noche cuando la tierra retumbó en el centro de Filipinas. Un terremoto de magnitud 6,9, con epicentro a apenas 10 kilómetros de profundidad frente a la costa de Bogo en Cebú, estremeció casas, calles y la vida de miles de personas en la región. Según informes oficiales y agencias internacionales, la cifra de víctimas mortales ya supera los 60 y podría aumentar conforme los equipos de emergencia accedan a zonas inaccesibles.
En Bogo, una de las localidades más cercanas al epicentro, se registraron al menos 30 defunciones. Otras cinco personas perdieron la vida en San Remigio, municipio vecino que también sufrió colapsos estructurales y daños severos. Las autoridades provinciales declararon el estado de calamidad para poder movilizar recursos con mayor rapidez y activar mecanismos excepcionales de ayuda.
La sacudida no pasó inadvertida: se sintió en amplias zonas del archipiélago, causando cortes de electricidad, interrupciones en las comunicaciones y derrumbes de viviendas, iglesias centenarias y puentes. En algunos barrios, los residentes salieron despavoridos a las calles, en plena oscuridad, mientras las réplicas mantenían el temor latente. Inicialmente, se emitió una alerta de tsunami, pero fue retirada poco después tras confirmaciones técnicas.
El gobierno central reaccionó con rapidez: el presidente Ferdinand Marcos Jr. desplegó gabinetes de emergencia hacia la zona afectada y prometió asistencia inmediata a las comunidades damnificadas. Las autoridades sanitarias y de obras públicas ya trabajan en reparar infraestructuras claves, como vías colapsadas, redes eléctricas y servicios básicos.
Este terremoto no llega en un vacío. Filipinas es un país ubicado en el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico”, una zona con alta actividad sísmica y volcánica. Eventos similares han destruido ciudades, generado tsunamis y trastocado economías locales en repetidas ocasiones.
Para las autoridades locales, el mayor desafío ahora es coordinar un esfuerzo de rescate en territorio fragmentado por derrumbes, asegurar rutas de acceso y garantizar que los recursos lleguen rápido a quienes lo necesitan. Para la población, el golpe es doble: enfrentan la pérdida de seres queridos y la incertidumbre de reconstruir lo que el suelo arrebató en segundos.
Filipinas afronta otro ciclo de recuperación en medio del dolor. Lo que ahora arranca es la fase más dura: saber cuánto daño puede soportar una comunidad colectiva y cómo levantarla, bloque por bloque, ante un riesgo que siempre está latente.