La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái refuerza la alianza entre China y Rusia, mientras Europa queda en un papel secundario.

Xi y Putin marcan el rumbo en la OCS: la caída de un orden mundial y el intento de un nuevo equilibrio

En Pekín, Xi Jinping y Vladímir Putin lanzaron un mensaje directo: no se trata de construir un nuevo orden mundial, sino de asistir a la caída del que ha estado dominado por Estados Unidos y Europa. La reunión de la OCS dejó titulares sobre multipolaridad, Ucrania, Gaza y el papel ausente de la Unión Europea.
Desafío o occidente 
Desafío o occidente

La última reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha dejado claro que el escenario internacional atraviesa un punto de inflexión. Xi Jinping pidió a los Estados miembros abandonar la mentalidad de la Guerra Fría y asumir la responsabilidad de garantizar paz, estabilidad y desarrollo. A su lado, Vladímir Putin reforzó esa visión defendiendo que el actual orden mundial está en caída, con el objetivo de dar paso a otro donde Occidente pierda su hegemonía.

El mensaje fue contundente: no estamos ante la creación de un nuevo orden mundial, sino ante la caída de uno que, según Xi y Putin, ha estado marcado por el dominio de Estados Unidos y Europa. El horizonte que plantean pasa por un mundo multipolar, que sus promotores califican de más justo, aunque aún queda por ver cómo se materializará.

Putin aprovechó la ocasión para justificar la guerra en Ucrania acusando a Occidente de haber provocado la crisis con el golpe del Maidán en Kiev. También rechazó la coerción comercial y las sanciones unilaterales, señalando directamente a Washington e Israel como responsables de medidas que, en su opinión, violan el derecho internacional. La OCS, además, denunció la situación humanitaria en Gaza y los ataques contra Irán, apuntando a un creciente malestar frente a la estrategia occidental en Oriente Medio.

La ausencia de la Unión Europea en la cita no pasó desapercibida. El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, fue el único representante comunitario y criticó duramente la postura de Bruselas. En sus palabras, Europa no puede quedarse al margen de un proceso donde se están definiendo las reglas de un nuevo equilibrio global. Fico subrayó que el papel europeo debería ser el de participar en el diálogo y no el de comportarse, según sus términos, como un “niño ofendido”.

La cumbre de Pekín no solo mostró la sintonía entre China y Rusia, también dejó en evidencia la fractura en la forma en que se concibe el futuro del orden mundial. Para algunos, es un paso hacia una multipolaridad más inclusiva; para otros, un movimiento que genera más incertidumbre en un tablero internacional cada vez más complejo.

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