La seguridad es el pilar fundamental que protege la libertad y el pluralismo en sociedades occidentales. Comprende su importancia y defiende una convivencia sin miedo.

ATENTADO_SIDNEY
ATENTADO_SIDNEY

El mapa del día no dibuja un planeta “inestable” en abstracto: dibuja un Occidente que empieza a comprender —a veces a golpes, a veces a destiempo— que la seguridad no es un lujo, sino el presupuesto moral de la libertad. La masacre antisemita en Bondi (Sídney) no es solo un atentado contra una comunidad; es un desafío frontal a la convivencia liberal, al pluralismo y al derecho de cada ciudadano a vivir su fe sin miedo.

En paralelo, el avance del crimen organizado hasta atacar instalaciones militares y policiales en Guatemala recuerda algo que demasiados gobiernos prefieren olvidar: sin monopolio legítimo de la fuerza, no hay Estado; y sin Estado, no hay derechos.  Y, como telón de fondo, Rusia “exporta caos” —en palabras de la nueva jefa del MI6— mientras Europa negocia en Berlín con la espada de Damocles de una paz “barata” que podría salir carísima.

Chile, por su parte, ofrece una lección incómoda: cuando una izquierda dura se disfraza de moderación y la gestión gubernamental se erosiona por inseguridad, estancamiento y frustración, el péndulo oscila con fuerza; pero eso no convierte automáticamente al vencedor en una garantía de sensatez. El voto castiga —y, a veces, sobrerreacciona— y el deber del análisis es evitar el entusiasmo fácil y el derrotismo estéril.

 

II. LAS 10 NOTICIAS MÁS IMPORTANTES DE LAS ÚLTIMAS 24 HORAS

1. Australia: atentado antisemita en Bondi (Sídney) y una respuesta política que corre el riesgo de quedarse corta

Hechos

En la noche del 14 de diciembre, dos atacantes abrieron fuego en un acto de Janucá (Hanukkah) en Bondi Beach, con unas mil personas presentes, en un ataque descrito por las autoridades como dirigido y antisemita. El ataque duró aproximadamente diez minutos y provocó pánico masivo en un lugar icónico, abarrotado por el calor del verano austral.

El saldo, según la actualización más reciente, es de 15 víctimas mortales y un atacante abatido, elevando el total de fallecidos a 16, entre ellos una niña de 10 años y un rabino; los heridos han sido decenas, con 40 personas aún hospitalizadas y dos agentes heridos en estado grave pero estable.

La policía señaló que los presuntos autores eran padre e hijo; el padre (50 años) murió en el lugar y el hijo (24) permanecía en estado crítico. El padre había tenido licencia de armas desde 2015 y contaba con seis armas registradas.  Un civil —identificado por medios locales como Ahmed al-Ahmed— fue grabado reduciendo y desarmando a un atacante, acción que, según autoridades, evitó una cifra aún mayor de muertos.

El primer ministro Anthony Albanese calificó el suceso como “acto de pura maldad”, “acto de antisemitismo” y “acto de terrorismo”, y afirmó que el antisemitismo “es una lacra” que debe erradicarse. Sin embargo, su foco político inmediato se orientó a revisar límites sobre el número de armas por licencia y la duración de las licencias, argumentando que la gente puede radicalizarse con el tiempo.

Implicaciones

La crítica aquí no es al control responsable de armas —que es parte del debate— sino a la jerarquía de prioridades. Australia ya tiene un régimen estricto desde 1996; y, aun así, Reuters destaca que el número de armas legales ha subido hasta rondar los cuatro millones, por encima de niveles previos a la gran reforma.  Pretender que el problema se agota en “cuántas licencias” es confundir el medio con el fin. La cuestión estratégica es otra: radicalización, odio y fallas de detección.

Albanese ha pronunciado las palabras correctas (“el antisemitismo no tiene cabida”), sí. Pero el discurso convencional —ese que se limita a rituales de condena y a reformas administrativas— se queda muy corto frente a una realidad que lleva tiempo agravándose: el antisemitismo crece y lo hace por tres canales que se retroalimentan: extremismo yihadista, extremismo identitario de ultraizquierda que banaliza o justifica el odio, y la emergencia inquietante de extrema derecha y neonazismo. Reducirlo a un problema de “licencias” transmite una peligrosa idea: que el fanatismo se combate con formularios.

El Estado democrático tiene deberes concretos: protección reforzada de lugares de culto y eventos comunitarios; persecución penal efectiva de delitos de odio; desarticulación de redes de financiación y propaganda; y una política de integración que no se convierta en ingenuidad. Y, sobre todo, claridad moral: el antisemitismo no es “un exceso retórico” ni “una tensión social”; es una patología política que precede a las peores catástrofes europeas. Londres y Nueva York incrementaron seguridad en eventos de Janucá tras el atentado, señal de que el riesgo se percibe como sistémico, no local.

 

2. Chile: victoria de José Antonio Kast; derrota de Jeannette Jara; y el ajuste de cuentas con una izquierda dura que quiso presentarse como “centro”

Hechos

Chile eligió presidente en segunda vuelta el 14 de diciembre. José Antonio Kast se impuso con 58% frente a Jeannette Jara, que obtuvo 42%.  Reuters describe una “brusca” deriva a la derecha, con Kast haciendo campaña sobre seguridad e inmigración y prometiendo despliegues militares en zonas de alta criminalidad, muros fronterizos y deportaciones.

El Financial Times subraya que el triunfo se explica por la preocupación social ante el crimen y la inmigración, y recuerda que la tasa de homicidios se ha más que duplicado desde 2015, aunque Chile siga siendo relativamente más seguro que otros países de la región.  El mismo FT apunta la dificultad operativa: Kast no dispone de una mayoría clara y un Congreso dividido puede frenar iniciativas más radicales.

La lectura de The Guardian y The Times enfatiza el carácter “ultraconservador” de Kast y su admiración por Pinochet, y presenta a Jara como candidata comunista o vinculada a la izquierda dura.

Implicaciones

Aquí conviene ser nítidos: Jara representa una tradición ideológica que, cuando ha tenido poder real, ha tendido a recortar libertades, a justificar autoritarismos y dictaduras de  “amigos” y conmilitones y a tratar la economía como un experimento social permanente arruinando a los países. . Que una parte de la prensa internacional ponga el foco casi exclusivo en “la extrema derecha” y trate con algodones el pedigree ideológico de Jara es, sencillamente, un ejercicio de asimetría moral.

Dicho esto, la prudencia es obligatoria: Kast no merece cheques en blanco. Chile no necesita ni dogmatismos de ingeniería social ni cruzadas identitarias de signo contrario. El mandato electoral es, sobre todo, un grito por seguridad y orden; pero el orden sin garantías degenera, y la seguridad sin Estado de Derecho (imperio de la ley) se convierte en arbitrariedad. En un país que vivió una dictadura, el lenguaje de “mano dura” debe estar atado a controles institucionales y a proporcionalidad.

Sobre Gabriel Boric: su gestión doméstica —economía, percepción de inseguridad, reformas fallidas— ha alimentado el hartazgo.  Pero sería deshonesto negar que Boric, frente a la izquierda dura latinoamericana, sí ha mostrado un giro más valiente en política exterior al denunciar abusos en Venezuela y Nicaragua: Reuters recogió su rechazo a la “autoproclamada” victoria de Maduro y su denuncia de “serias violaciones de derechos humanos”.  Incluso voces de prensa estadounidense destacaron su disposición a hablar de abusos en Venezuela y Nicaragua, algo poco frecuente en algunos entornos progresistas.

La conclusión estratégica para Chile es doble: una izquierda gubernamental no puede seguir jugando a la ambigüedad con el autoritarismo regional; y una derecha vencedora no debe confundir el hartazgo social con un mandato para tensionar el marco liberal. Chile necesita seguridad, sí, pero también necesita instituciones fuertes y una economía que vuelva a ser creíble sin sacrificar cohesión.

 

3. Berlín: Zelenski y el enviado de Trump, Steve Witkoff; Ucrania ofrece renunciar a la OTAN a cambio de garantías “tipo Artículo 5”

Hechos

En Berlín, el presidente Volodímir Zelenski mantuvo más de cinco horas de conversaciones con enviados estadounidenses, incluyendo a Steve Witkoff y Jared Kushner, con el objetivo de explorar un fin negociado de la guerra. Las conversaciones debían continuar el lunes.

Lo más relevante es el giro de Zelenski: ofreció abandonar la aspiración de ingreso en la OTAN, incluso siendo un objetivo recogido en la Constitución ucraniana, a cambio de garantías de seguridad occidentales “tipo Artículo 5” (es decir, comparables a las de defensa colectiva) y jurídicamente vinculantes, con participación de EE. UU. y de socios europeos, además de Canadá y Japón.

El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, advirtió que garantías sin implicación significativa de EE. UU. “no valdrían mucho”, recordando la amarga experiencia ucraniana con el Memorándum de Budapest de 1994.

Implicaciones

Esto es un punto de inflexión. Ucrania ofrece a Rusia una de sus demandas estratégicas históricas: frenar la ampliación de la OTAN. Y lo hace en un contexto en el que Moscú ha demostrado —con hechos, no con discursos— que entiende las concesiones como estímulos. La pregunta no es si negociar es malo (no lo es); la pregunta es si negociar sin garantías ejecutables es suicida.

Un acuerdo “rápido” (quick deal —acuerdo rápido) que no incluya disuasión real será una tregua para rearmarse… pero rearmarse ellos, no nosotros. Por eso Europa debe abandonar la comodidad retórica y entrar en el terreno del poder duro (hard power —poder duro): capacidades, munición, industria, inteligencia y voluntad. Un alto el fuego sin arquitectura de seguridad sería el preludio de una nueva ofensiva rusa cuando el contexto le sea favorable.

Sobre la diplomacia de Trump y su equipo: el pragmatismo puede ser una virtud, siempre que no se convierta en ingenuidad. Nadie sensato quiere una guerra eterna. Pero premiar la adquisición territorial por la fuerza sería dinamitar el principio que sostiene el sistema internacional europeo desde 1945. El dilema no es “paz o guerra”; es “paz justa o paz aparente”.

 

4. Reino Unido: la nueva jefa del MI6 sitúa a Rusia como amenaza “agresiva, expansionista y revisionista”

Hechos

Blaise Metreweli, primera mujer al frente del MI6, pronuncia su primer gran mensaje público desde su llegada al cargo en octubre. En extractos adelantados, califica a Rusia como amenaza “agresiva, expansionista y revisionista”, y afirma que el apoyo británico a Ucrania es “duradero”.

Metreweli emplea una formulación políticamente demoledora: la “exportación de caos” sería una característica, no un fallo (feature, not a bug —característica, no fallo) del enfoque ruso, y llama a reforzar el componente tecnológico e innovador del espionaje, hasta el punto de señalar que los agentes deben ser tan cómodos con “líneas de código” como con fuentes humanas, “tan fluidos en Python como en múltiples idiomas”.

En paralelo, se anuncia un llamamiento a un enfoque de “toda la sociedad” (whole society —toda la sociedad) ante el aumento de amenazas y la probabilidad incrementada —según mandos— de que Rusia ataque a un país de la OTAN.

Implicaciones

El MI6 está diciendo en voz alta lo que muchos gobiernos aún tratan como un “debate académico”: Rusia no solo combate en Ucrania; combate contra la cohesión occidental mediante sabotaje, ciberataques, desinformación y corrupción estratégica. El “frente” (frontline —frente) ya no es una trinchera: es una universidad intimidada, una red eléctrica atacada, una campaña de bulos en redes, una financiación oscura de extremistas, una presión migratoria instrumentalizada.

La consecuencia es clara: la tibieza es un multiplicador del riesgo. Si Europa no eleva defensa a prioridad nacional, seguirá dependiendo de decisiones ajenas. Y si se consolida la idea de que Rusia puede ganar “por agotamiento”, veremos más agresión, no menos.

 

5. Hong Kong: condena de Jimmy Lai; aviso a navegantes de Pekín al mundo libre sobre prensa y disidencia

Hechos

El Tribunal Superior de Hong Kong declaró culpable a Jimmy Lai de dos cargos de conspiración para coludir con fuerzas extranjeras bajo la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín, y de conspiración para publicar material sedicioso bajo normativa de sedición. Se expone a cadena perpetua, con vistas de mitigación previstas para enero.

Reuters resume que el caso se ha convertido en el símbolo mayor de la contracción de libertades desde 2019–2020.  AP recalca que el juicio se realizó sin jurado, con jueces designados para casos de seguridad nacional, y que Lai —fundador de Apple Daily— lleva detenido desde 2020.

Implicaciones

No es un proceso judicial “interno”. Es un mensaje estratégico: la libertad de prensa puede redefinirse como delito cuando el poder se siente impune. Y eso tiene consecuencias en tres planos.

Primero, Hong Kong pierde lo que le daba singularidad: confianza jurídica y apertura. Segundo, las democracias quedan interpeladas: ¿qué significa ser aliado de valores si un ciudadano británico es triturado judicialmente por escribir y relacionarse con políticos extranjeros? Tercero, se normaliza un modelo exportable: si no hay coste, el autoritarismo se abarata.

 

6. Guatemala: cárteles atacan puestos militares y policiales; estado de excepción; el crimen organizado prueba la solidez del Estado

Hechos

El presidente Bernardo Arévalo declaró un estado de emergencia de 15 días en Nahuala y Santa Catarina Ixtahuacan (Sololá) tras ataques de hombres armados contra un puesto militar y una comisaría, cortes de carreteras y secuestro de autobuses. Hubo al menos cinco muertos. Arévalo afirmó que las bandas buscan expulsar a las fuerzas de seguridad para tomar control del área; el decreto restringe reuniones públicas, manifestaciones y portación de armas.

En contexto regional, El País recordaba hace días una incursión vinculada al Cártel de Sinaloa en Guatemala con armas, explosivos y uso de drones, ilustrando la creciente sofisticación y el carácter transnacional del fenómeno.

Implicaciones

Esto es narcoinsurgencia en términos funcionales: no por ideología, sino por objetivo. El cartel no quiere “dinero y silencio” únicamente; quiere territorio y retirada del Estado. Esa es una frontera cualitativa.

El desafío exige dureza, sí, pero no brutalidad indiscriminada: inteligencia financiera, control de fronteras, depuración de cuerpos infiltrados, cooperación con México y socios (incluida tecnología antidron), y blindaje de jueces y fiscales. La ingenuidad aquí se paga con cementerios.

 

7. Venezuela-EE. UU.: sanciones, incautación de un petrolero y choque político; efecto dominó sobre el mercado energético

Hechos

Reuters informa de un repunte de tensiones entre EE. UU. y Venezuela tras la incautación de un petrolero y nuevas medidas que han golpeado exportaciones; al mismo tiempo, la oposición venezolana (con María Corina Machado) intensifica su ofensiva política internacional.

Implicaciones

La presión sobre el régimen de Maduro es políticamente legítima cuando se orienta a una transición democrática y a cortar fuentes de financiación opaca. Pero tiene dos riesgos: escalada regional (migración, incidentes en el Caribe) y volatilidad energética, que puede ser explotada por Rusia e Irán para tensionar a Europa.

Aquí la clave occidental es coordinación: sanción eficaz, no teatral; apoyo a sociedad civil, no solo a élites; y cierre de rendijas financieras sin castigar a la población.

 

8. Gaza: muerte de un comandante de Hamás y amenaza directa al alto el fuego; debate sobre fuerza internacional

Hechos

Reuters recoge que Hamás calificó como amenaza al alto el fuego la muerte de un alto comandante en una acción israelí, en un contexto donde se discuten fórmulas de estabilización y la cuestión de una posible fuerza internacional, mientras Hamás rechaza el desarme.

Implicaciones

La ecuación es simple y cruel: sin arquitectura de seguridad, cada incidente puede romper la tregua. La comunidad internacional debe dejar de vivir en consignas: estabilizar Gaza sin desarme real o sin control efectivo del territorio es construir sobre arena. Y, al mismo tiempo, ignorar la dimensión humanitaria alimenta radicalización y da munición propagandística a Teherán y sus proxies (apoderados).

 

9. China-Japón: sanciones de Pekín a un exresponsable de Defensa japonés: coerción política en torno a Taiwán

Hechos

Reuters informa de sanciones chinas contra un exresponsable de Defensa japonés vinculadas al contencioso de Taiwán, en un episodio más de diplomacia coercitiva por parte de Pekín.

Implicaciones

China busca un efecto disciplinario: disuadir contactos políticos, sembrar miedo empresarial y dividir aliados. Es la clásica técnica del “coste individual” para evitar respuestas colectivas. La respuesta occidental debe ser la contraria: colectivizar el coste cuando se castiga la normalidad diplomática en democracias.

 

10. Siria: ataque en Palmyra contra fuerzas estadounidenses y sirias; detenciones; recordatorio de que el yihadismo no ha desaparecido

Hechos

Reuters reporta detenciones en Siria tras un ataque en Palmyra que afectó a tropas estadounidenses y sirias; el episodio se enmarca en la persistencia de la amenaza de grupos yihadistas, pese a la degradación territorial de ISIS.

Implicaciones

El terrorismo yihadista vive de dos cosas: vacíos de poder y propaganda. Siria ofrece ambos. Y Occidente, si se retira mentalmente del problema, lo encontrará de regreso en forma de atentados, radicalización en línea y retornados. La vigilancia antiterrorista no puede ser cíclica; debe ser estructural.

 

III. RACK DE MEDIOS

A) Agencias y “línea base” informativa

  • Reuters / AP / AFP / DPA marcan la pauta factual del día: cifras, cronologías, reacciones oficiales y primeros impactos económicos. En Chile, Reuters y FT ponen el acento en seguridad, migración y reacción de mercados.  En Guatemala, AP describe el salto cualitativo del crimen organizado hacia ataques directos a fuerzas del Estado.

  • Esta “línea base” es esencial: sin hechos, el análisis degenera en catecismo. Y, sin embargo, el hecho no explica por sí solo el porqué. Ese es el trabajo editorial.

B) Estados Unidos: polarización doméstica y prisma de seguridad

  • En el ecosistema estadounidense, NYT / Washington Post / CNN / CBS tienden a encuadrar atentados y violencia con énfasis sociopolítico y regulatorio; WSJ / CNBC priorizan implicaciones económicas y de mercados; Politico / The Hill hacen lectura táctica, institucional y de poder.

  • En el tema Australia–antisemitismo, la prensa estadounidense suele oscilar entre el marco de “violencia armada” y el de “delito de odio”, y no siempre integra el triángulo completo: yihadismo + extrema izquierda identitaria + extrema derecha neonazi. Esa omisión no es neutral: es una forma de desarme moral.

C) Reino Unido: Rusia como amenaza total y guerra híbrida

  • The Guardian y Reuters destacan el mensaje de Metreweli: Rusia como amenaza “agresiva” y el concepto de “frente en todas partes”.

  • The Times / The Telegraph suelen acompañar este enfoque con preocupación por defensa, inteligencia y cohesión nacional; la diferencia entre cabeceras es el grado de alarma y el énfasis en “toda la sociedad” (whole society —toda la sociedad) como respuesta.

D) Francia y el espacio francófono: lectura ideológica y derechos

  • Le Monde / Libération suelen privilegiar el marco de derechos y el temor a giros “iliberales”; Le Figaro suele subrayar orden público y el fracaso de experimentos progresistas; AFP vertebra el cableado factual; LCI / BFM / France Info amplifican el debate doméstico europeo con enfoque de seguridad y reacción política.

  • En Chile, la tentación recurrente de parte del espacio mediático francés es presentar “extrema derecha” como explicación autosuficiente, sin analizar con la misma severidad el riesgo de una izquierda dura con indulgencias autoritarias.

E) Alemania, Italia, Vaticano: Europa ante su espejo

  • FAZ / Die Welt / Die Zeit / DPA suelen leer Berlín como prueba de liderazgo alemán y como termómetro del compromiso estadounidense.

  • Corriere della Sera tiende a equilibrar dimensión europea y doméstica; L’Osservatore Romano suele introducir una lente moral y humanitaria, especialmente en conflictos como Gaza.

F) Ucrania y Europa del Este: memoria estratégica

  • Ukrainska Pravda / Ukrinform / Kyiv Post / The Kyiv Independent suelen recordar que Rusia ya violó compromisos y que las garantías vagas son papel mojado; su narrativa es menos “diplomática” y más existencial. Esto converge con la cautela de Pistorius sobre garantías sin EE. UU.

G) Rusia: propaganda como arma

  • RT / TASS / Vesti suelen presentar cualquier concesión ucraniana como victoria rusa y cualquier garantía occidental como provocación. El objetivo no es informar, sino erosionar la legitimidad de Occidente y fracturar consensos.

H) Asia e Indo-Pacífico: coerción china y reajuste regional

  • SCMP / China Daily tienden a enmarcar disputas con Japón y Taiwán como “soberanía”; Straits Times / Yomiuri Shimbun suelen enfatizar estabilidad regional y cálculo estratégico; WION / Times of India / Hindustan Times / Indian Express tienden a leerlo en clave de equilibrio de poder frente a Pekín.

  • La sanción china a un exalto cargo japonés encaja en el patrón de coerción selectiva.

I) Mundo árabe e Israel: Gaza como eje

  • Al Jazeera suele priorizar la dimensión humanitaria y política regional; Al Arabiya introduce el prisma de rivalidades intraárabes e Irán; medios israelíes (Haaretz, Jerusalem Post, etc.) se reparten entre crítica de gobierno, seguridad y guerra. El punto común hoy es la fragilidad del alto el fuego tras la muerte de un alto mando de Hamás.

 

 IV. SEMÁFORO DE RIESGOS

  • 🔴 Riesgo de “captura territorial” por crimen organizado en Centroamérica: alto. Guatemala muestra ataque directo a símbolos del Estado y uso de tácticas paramilitares.

  • 🔴 Riesgo de terrorismo y de violencia antisemita en democracias occidentales: alto. Bondi confirma salto de letalidad y objetivo comunitario.

  • 🟠 Riesgo estratégico Europa–Rusia por negociación mal diseñada: alto-medio. Renuncia ucraniana a OTAN sin garantías sólidas sería incentivo para futuras agresiones.

  • 🟠 Riesgo de escalada regional en Oriente Medio: alto-medio. Alto el fuego en Gaza expuesto a choques y a la agenda de proxies de Teherán.

  • 🟡 Riesgo Indo-Pacífico por coerción china: medio. Sanciones y presión en torno a Taiwán apuntan a estrategia de desgaste.

  • 🟡 Riesgo de reaparición operativa yihadista (Siria/Irak): medio. Palmyra recuerda capacidad residual y oportunidad.

  • 🟡 Riesgo energético por tensiones Venezuela–EE. UU.: medio. Impacto en exportaciones y prima geopolítica del crudo.

 

V. COMENTARIO EDITORIAL

Occidente tiene un problema que no es técnico: es de voluntad. Se legisla con fruición, se condena con solemnidad y se administra con prudencia; pero se elude el núcleo: hay enemigos —terroristas, cárteles y potencias revisionistas— que han entendido antes que nosotros que la libertad solo prospera bajo el paraguas de la seguridad.

Bondi es el espejo más cruel. Albanese ha dicho “terrorismo” y “antisemitismo”, sí; pero si su respuesta queda encapsulada en el debate del número de armas por licencia, habrá cometido el error clásico del gobernante bienintencionado: confundir lo medible con lo decisivo. El fanatismo no se desactiva con un trámite. Se desactiva con inteligencia, policía, justicia, educación cívica y —sobre todo— con un discurso que no sea buenista ni tibio. Porque la tibieza, en materia de odio, es una invitación a reincidir.

Chile, con la derrota de Jara, manda un mensaje regional: la izquierda dura puede maquillarse, pero su ADN ideológico se nota cuando toca escoger entre libertad y “causa”. El problema es no darse cuenta de la radicalización de las izquierdas en Iberoamérica y su colonización por el comunismo populista. El problema es su indulgencia con dictaduras “amigas” y el sectarismo que convierte al adversario en enemigo moral. Boric ha pagado —en parte— la factura de una gestión que no ha estado a la altura del reto de seguridad y de la confianza económica; pero conviene reconocerle algo que en América Latina vale oro: su disposición a llamar fraude al fraude en Venezuela y a denunciar violaciones de derechos humanos.  Esa es la izquierda que sirve a la democracia; no la que la erosiona.

Y, sin embargo, cuidado con el espejismo: Kast gana, pero Chile no ha votado un catecismo. Ha votado un correctivo. Quien interprete el correctivo como carta blanca para tensar el Estado liberal cometerá un error que ya conocemos en Europa. La única “mano dura” legítima es la que está encadenada al imperio de la ley (rule of law —imperio de la ley).

En Berlín se juega algo aún mayor: la credibilidad de Occidente. Ucrania ofrece renunciar a OTAN a cambio de garantías “tipo Artículo 5”.  Eso solo puede funcionar si las garantías son reales, vinculantes, verificables y respaldadas por capacidad militar. Metreweli lo ha dicho con precisión británica: Rusia exporta caos como método.  Pretender que un agresor profesional se transformará por cortesía diplomática es una fantasía peligrosísima.

Y mientras discutimos matices, Guatemala nos recuerda que el Estado también puede perderse por abajo, no solo por arriba. Cuando un cartel ataca un puesto militar, no busca dinero: busca soberanía.  Frente a eso, la comunidad occidental debe abandonar el paternalismo y apostar por cooperación real: inteligencia, control financiero, formación, tecnología y apoyo a instituciones que resistan la corrupción.

Occidente no necesita histeria; necesita claridad. No necesita relativismo; necesita convicción. Y, desde luego, no necesita tibieza ante el antisemitismo, el yihadismo o el neonazismo: necesita la misma firmeza que exigimos —con razón— a quienes se enfrentan a dictaduras y agresores. Porque la libertad no se hereda: se defiende.

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