Emergencia climática y daños en infraestructuras

Inundaciones repentinas dejan al menos 37 muertos en Marruecos tras una hora de lluvias torrenciales

La provincia marroquí de Safi afronta una de sus jornadas más trágicas tras unas inundaciones súbitas provocadas por lluvias intensas durante una hora. El balance provisional asciende a 37 fallecidos, con decenas de heridos y graves daños en viviendas y carreteras, mientras continúan las labores de rescate.

EPA/KARIM SELMAOUI
EPA/KARIM SELMAOUI

Un episodio extremo en Safi: 37 fallecidos y rescates aún activos

Las inundaciones repentinas registradas en la provincia de Safi, en Marruecos, han elevado su balance de víctimas mortales hasta 37 fallecidos, según informaron medios locales este lunes. El episodio se desencadenó tras una lluvia torrencial de aproximadamente una hora que, por su intensidad, desbordó cauces y arrastró agua y lodo hacia zonas residenciales, vías de comunicación y áreas de actividad cotidiana.

Las autoridades marroquíes mantienen activas las labores de búsqueda y rescate, un elemento clave en un suceso que todavía está en desarrollo. Los equipos de emergencia trabajan en varios puntos de la provincia ante la posibilidad de que existan más afectados, especialmente en áreas de difícil acceso o donde el agua pudo entrar con violencia en viviendas y edificios.

Heridos, atención médica y presión sobre los servicios de emergencia

La prensa estatal marroquí confirmó que, además del saldo mortal, al menos 14 personas están recibiendo atención médica. Aunque no se han ofrecido detalles precisos sobre la gravedad de todos los casos, el dato refleja que el impacto no se limita a pérdidas humanas, sino que también ha generado un volumen relevante de heridos que obliga a movilizar recursos sanitarios y logísticos.

En este tipo de emergencias, el riesgo sanitario se multiplica por varios factores: lesiones durante evacuaciones, hipotermia por exposición al agua, y complicaciones derivadas de infraestructuras dañadas o cortes en el suministro eléctrico. Por eso, la coordinación entre protección civil, servicios médicos y fuerzas de seguridad se vuelve determinante para contener la crisis en sus primeras 48-72 horas.

Daños materiales: viviendas afectadas y carreteras interrumpidas

El episodio ha causado daños en al menos 70 viviendas y edificios, según los reportes disponibles. Estos daños suelen ir desde filtraciones y colapsos parciales hasta afectaciones estructurales que obligan a desalojos preventivos. Para muchas familias, el problema inmediato no será únicamente la reparación, sino la necesidad de alojamientos alternativos, reposición de enseres y recuperación de documentación y bienes esenciales.

La situación también ha afectado de forma directa a la movilidad. Varias carreteras resultaron dañadas y se registraron interrupciones del tráfico, lo que complica tanto la llegada de ayuda como la evacuación de poblaciones vulnerables. En emergencias de inundación, la red viaria suele convertirse en un cuello de botella: si los accesos quedan cortados, los tiempos de respuesta se alargan y aumenta el riesgo de que la situación se agrave en zonas aisladas.

Por qué las inundaciones repentinas son especialmente peligrosas

Las inundaciones repentinas (flash floods) se distinguen por su velocidad: el agua puede acumularse y avanzar en minutos, sin que exista margen real de reacción para quienes se encuentran en el área afectada. Una lluvia muy intensa, aunque breve, puede saturar el terreno y convertir calles, cauces secos o ramblas en canales de alta energía capaces de arrastrar vehículos, derribar muros y afectar plantas bajas.

La peligrosidad aumenta cuando la precipitación se concentra en un área limitada y coincide con puntos de drenaje insuficientes, pendientes pronunciadas o estructuras urbanas que no están dimensionadas para gestionar picos tan abruptos. En muchas regiones, además, el cambio de uso del suelo y la expansión urbana pueden incrementar la escorrentía y reducir la capacidad natural del terreno para absorber agua.

Operativo en curso y prioridades inmediatas

Con los rescates aún en marcha, las prioridades operativas suelen concentrarse en tres líneas: localizar y asistir a posibles desaparecidos, garantizar la seguridad de las zonas dañadas (por riesgo de derrumbes o nuevas crecidas) y restablecer la conectividad vial para facilitar el despliegue de ayuda.

En paralelo, se abre una segunda fase crítica: la evaluación de daños, la determinación de viviendas habitables, y el apoyo a los damnificados. En contextos de lluvias torrenciales, la estabilidad meteorológica de las siguientes horas es clave: si se registran nuevos episodios, aunque sean menos intensos, pueden reactivar desprendimientos, aumentar el caudal en puntos ya comprometidos o dificultar el trabajo de los equipos.

Una señal de alerta para la resiliencia climática

Más allá del impacto inmediato, la tragedia en Safi vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la resiliencia climática y la preparación ante episodios extremos. La combinación de planes de emergencia claros, sistemas de alerta temprana, infraestructuras de drenaje adaptadas y educación ciudadana sobre riesgos puede marcar la diferencia entre un evento grave y una catástrofe masiva.

Por ahora, Marruecos afronta horas decisivas con el objetivo de completar las tareas de rescate, atender a los heridos y comenzar el camino hacia la recuperación material y social de las zonas afectadas.

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