La ONU convoca una cumbre de urgencia ante la posible ruptura de Israel sobre Somalilandia

La reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU responde al estudio por parte de Israel de reconocer oficialmente la independencia de Somalilandia, un gesto que podría alterar el frágil equilibrio político en el Cuerno de África y abrir un precedente delicado en materia de secesiones.

Fotografía oficial del Consejo de Seguridad de la ONU en sesión extraordinaria sobre la crisis diplomática por el reconocimiento de Somalilandia<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Consejo de Seguridad de la ONU

La Organización de las Naciones Unidas ha activado los resortes diplomáticos de emergencia ante la posibilidad de que Israel reconozca a Somalilandia como estado independiente. La sola intención, aún en fase de estudio, ha bastado para desatar reacciones intensas en el Consejo de Seguridad, donde varios países alertan del riesgo de alimentar movimientos separatistas en África y de desestabilizar una región marcada por la fragilidad institucional. Al mismo tiempo, el Gobierno de Benjamin Netanyahu ve en este movimiento una oportunidad para ganar influencia estratégica en el continente africano, en un contexto de rivalidades crecientes.

Somalilandia, un viejo conflicto en un nuevo tablero

Somalilandia se autoproclama independiente desde la década de 1990, con estructuras de gobierno propias y una relativa estabilidad en comparación con otras zonas del Cuerno de África. Sin embargo, la comunidad internacional sigue considerándola oficialmente parte de Somalia, preservando un statu quo que la iniciativa israelí vendría a cuestionar de forma directa.

La posible maniobra de Netanyahu no surge de la nada. Responde a la lectura de que África ha ganado peso en las estrategias globales de influencia, tanto en clave económica como de seguridad. Reconocer a Somalilandia podría abrir puertas diplomáticas, comerciales y militares en una zona geográficamente crucial, pero también encender alarmas sobre la integridad territorial de otros estados africanos.

El Consejo de Seguridad, dividido y en alerta

La convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU refleja el alto grado de sensibilidad del asunto. Durante los primeros intercambios, varios estados miembros han expresado preocupación por el precedente que supondría el reconocimiento unilateral de una región separatista por parte de un país con el peso político de Israel.

Algunos países, con fuertes vínculos históricos o intereses directos en África, defienden la necesidad de preservar las fronteras actuales y evitar cualquier gesto que pueda legitimar secesiones, temiendo un efecto contagio. Otros, en cambio, se muestran más abiertos a revisar la situación de Somalilandia, argumentando que su estabilidad y funcionamiento institucional la diferencian de otros casos.

El resultado es un Consejo de Seguridad fracturado, donde la cuestión ha dejado de ser exclusivamente africana para convertirse en un asunto global, en el que se cruzan debates sobre soberanía, reconocimiento internacional y equilibrios de poder.

Riesgos para el Cuerno de África y más allá

El reconocimiento israelí de Somalilandia, de producirse, podría actuar como catalizador de nuevas tensiones en el Cuerno de África. En primer lugar, corre el riesgo de agravar las fricciones con Somalia, que vería cuestionada su integridad territorial. En segundo lugar, podría alimentar otros movimientos separatistas en la región, donde ya existen conflictos latentes y disputas étnicas sin resolver.

La preocupación va más allá del ámbito africano. Potencias con intereses estratégicos en la zona temen que este gesto sea interpretado como la normalización de la política de reconocimiento selectivo, utilizada como herramienta de presión o recompensa en conflictos regionales, lo que complicaría aún más la labor de mediación internacional.

Israel, entre la oportunidad estratégica y el coste diplomático

Para Israel, la apuesta por Somalilandia se enmarca en una estrategia más amplia de expansión de su presencia en África, en busca de nuevos aliados, rutas comerciales y socios de seguridad. El reconocimiento podría traducirse en acuerdos bilaterales ventajosos, acceso a puertos estratégicos y mayor margen de maniobra en un continente cada vez más disputado por actores globales y regionales.

El coste potencial, sin embargo, no es menor. El movimiento puede tensionar las relaciones con países árabes y africanos, reforzar críticas en organismos internacionales y añadir un nuevo frente a un entorno diplomático ya complejo. En Oriente Medio, cualquier paso percibido como desestabilizador en otra región puede utilizarse como argumento adicional en el debate sobre el papel de Israel en el sistema internacional.

Somalilandia ante su posible gran oportunidad

Desde la perspectiva de Somalilandia, un reconocimiento por parte de Israel sería un espaldarazo histórico a su aspiración de independencia. Podría abrir la puerta a que otros países reconsideraran su posición y, a medio plazo, reconfigurar su estatus internacional.

No obstante, esta legitimación exterior puede tener un efecto de doble filo: por un lado, consolidaría su posición; por otro, podría incrementar las tensiones internas y externas con Mogadiscio y con las regiones vecinas, reavivando conflictos latentes y generando nuevas dinámicas de confrontación.

Analistas y diplomáticos coinciden en que este caso puede sentar un precedente de alto impacto. Si Israel da el paso, la comunidad internacional se enfrentará a una disyuntiva incómoda: aceptar un nuevo esquema de reconocimientos que reabra debates sobre la configuración de los estados, o cerrar filas en defensa del orden actual, aun a costa de ignorar realidades políticas consolidadas sobre el terreno.

Por ahora, la respuesta sigue en el aire. La sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad deja claro que el asunto está lejos de ser una mera cuestión bilateral entre Israel y Somalilandia: se ha transformado en un test para el sistema internacional, que deberá decidir si ve en esta posible decisión un precedente peligroso o una oportunidad estratégica para replantear viejos conflictos congelados.

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