Dow Jones

Dow Jones arranca la semana con una caída de 225 puntos (−0,47%) mientras Tesla lidera el tropiezo de Wall Street

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La semana bursátil ha comenzado con el pie izquierdo en Estados Unidos. Tras un inicio de sesión en verde, las principales referencias de Wall Street se dieron la vuelta y terminaron en terreno negativo. El Dow Jones Industrial Average cedía en torno a un 0,3–0,4% hasta la zona de 47.800 puntos, el S&P 500 retrocedía aproximadamente un 0,3% hasta los 6.849 puntos y el Nasdaq Composite caía alrededor de un 0,2%. Se trata de un retroceso moderado, pero significativo si se tiene en cuenta que el viernes tanto el S&P 500 como el Nasdaq cerraron en máximos de un mes, lo que deja la puerta abierta a una lectura clara: jornada de toma de beneficios antes de una semana cargada de bancos centrales y sobresaltos geopolíticos.

El comportamiento sectorial refuerza esa idea de consolidación más que de desplome. No hubo ventas masivas indiscriminadas, sino ajustes selectivos. Las compañías de redes tecnológicas se desmarcaron claramente al alza, con su índice sectorial subiendo cerca de un 1,7%, mientras que el software también mostraba tono relativamente positivo. En el lado débil, salud, vivienda y retail se situaron entre los segmentos más castigados, reflejando cierta preocupación por el consumo futuro y por la sensibilidad de estos sectores a unos tipos de interés que, aunque probablemente bajen, seguirán en niveles restrictivos.

Tesla: del entusiasmo por la IA al jarro de agua fría de Morgan Stanley

En ese contexto, el foco del día estuvo en Tesla. Sus acciones cayeron alrededor de un 3,4%, hasta los 439,52 dólares, una caída claramente superior a la del mercado en su conjunto. El detonante directo fue el cambio de recomendación de Morgan Stanley, que ha pasado de sobreponderar el valor a situarlo en “equal weight”, el equivalente a mantener. Paradójicamente, el banco ha elevado su precio objetivo de 410 a 425 dólares, pero aun así este nivel implica cerca de un 6% de potencial bajista respecto al cierre del viernes, lo que el mercado ha interpretado como una señal de que “la fiesta” puede estar algo adelantada a los fundamentales.

El nuevo analista responsable de la cobertura de Tesla, Andrew Percoco, ha subrayado que la compañía es un líder global en vehículos eléctricos, manufactura, energías renovables y “real-world AI”, y que eso justifica una prima de valoración frente al resto del sector. Sin embargo, advierte de que las expectativas en torno a su pata de inteligencia artificial y software han ido demasiado lejos demasiado rápido. Según sus cálculos, el valor cotiza a unas 30 veces el EBITDA que Morgan Stanley estima para 2030, un múltiplo exigente incluso para una compañía con un relato de crecimiento de largo plazo tan potente como Tesla.

El movimiento tiene además un fuerte componente simbólico. Adam Jonas, uno de los grandes y más influyentes defensores de Tesla en Wall Street durante la última década, abandona la cobertura de autos para centrarse en un nuevo rol ligado a la temática de “embodied AI”. Su traslado simboliza tanto la madurez de Tesla como fabricante de vehículos como el desplazamiento del atractivo inversor hacia el ecosistema más amplio de inteligencia artificial. La mayoría de analistas siguen recomendando compra fuerte o compra sobre el valor, pero el giro de Morgan Stanley introduce una nota de cautela que el mercado ha recogido con rapidez. No ayuda que, pese a haber subido algo más de un 12% en lo que va de año, Tesla siga por detrás del S&P 500 y del Nasdaq, lo que alimenta la narrativa de un activo caro que ya no bate al índice con la facilidad de años anteriores.

Innovación intacta: la gran actualización de software de 2025

La ironía de la jornada es que la corrección de Tesla llega justo cuando la compañía anuncia una de sus mayores actualizaciones de software anuales, la “2025 holiday update”. En la práctica, es otra vuelta de tuerca a la idea de que el coche de Tesla es tanto un producto de hardware como una plataforma de software en evolución constante.

Entre las novedades destaca “Grok with Navigation Commands”, que permite a Grok añadir y editar destinos de navegación y actuar como un guía personal del conductor, siempre que el usuario configure su personalidad en modo “Assistant”. Además, ahora se podrán fijar “Casa”, “Trabajo” y otros favoritos simplemente colocando un pin en el mapa, y el sistema sugerirá destinos en función de los hábitos de conducción recientes, aunque solo mostrará estas sugerencias con el vehículo estacionado, en línea con los criterios de seguridad habituales de la marca.

En el ámbito de la movilidad, Tesla incorpora un enrutado automático opcional por carriles de alta ocupación (HOV): el coche propondrá usar el carril compartido cuando sea elegible, teniendo en cuenta la hora, la localización, el número de pasajeros y las restricciones de la vía. En carga, los usuarios podrán definir límites de carga específicos por ubicación, diferenciando entre casa, trabajo y puntos públicos. Y en algunos Superchargers se mostrará un plano 3D del emplazamiento cuando el conductor pulse “View Site Map”, de forma que elija con antelación el poste preferido. Es decir, el flujo de innovación que alimenta la tesis de Tesla como empresa de software y datos sigue en pleno funcionamiento, pero hoy el mercado ha optado por centrarse en el precio y el contexto macro, no en las funcionalidades.

La Fed en el centro del tablero: recorte casi descontado y dudas sobre el mensaje

La otra gran fuerza que ha pesado sobre los activos de riesgo ha sido la proximidad de la reunión de la Reserva Federal de este miércoles. Los futuros sobre fondos federales descuentan con una probabilidad cercana al 85–90% un recorte de 25 puntos básicos, pero el verdadero “partido” está en el mensaje posterior y en la famosa “dot plot”, el diagrama de puntos que recoge las expectativas de tipos de los propios miembros del FOMC.

Tras semanas de comentarios de miembros de la Fed que han ido preparando al mercado para una rebaja, los inversores empiezan a contemplar un escenario en el que, después del recorte de diciembre, podría llegar una pausa en el primer trimestre de 2026. Herramientas como el FedWatch de CME recogen alrededor de un 70% de probabilidad de que en enero no haya nuevos movimientos. Como advertía Dan Coatsworth, de AJ Bell, un recorte de 25 puntos básicos podría no ser suficiente para impulsar un nuevo rally, precisamente porque ya está interiorizado en los precios. En cambio, el mercado podría reaccionar con fuerza si la Fed se desmarca del guion: bien manteniendo tipos sin cambios, bien aplicando un recorte mayor de lo esperado. En cualquiera de los dos casos, los activos de crecimiento con valoraciones exigentes —Tesla entre ellos— serían especialmente sensibles.

En paralelo, la rentabilidad del Treasury a 10 años volvió a repuntar por tercera sesión consecutiva, moviéndose hacia la zona del 4,18–4,19%. Esta subida de los rendimientos presiona las valoraciones de la renta variable y, además, respalda al dólar frente a otras divisas, como se ha visto con el yen japonés.

Terremoto en Japón, yen a la baja y más presión sobre el Banco de Japón

El mercado de divisas añadió su propia dosis de volatilidad con el dólar fortaleciéndose frente al yen después de que un terremoto de magnitud 7,6 sacudiera el noreste de Japón, activando alertas de tsunami y órdenes de evacuación. El ETF EWJ, que replica el comportamiento de la renta variable japonesa, caía en torno a un 0,7%, reflejando la preocupación por el impacto económico y la posible respuesta de las autoridades.

Más allá del shock inmediato, los analistas comenzaron a preguntarse si el Banco de Japón podría aprovechar la coyuntura para aplazar una subida de tipos que muchos daban casi por hecha en su reunión del 18 y 19 de diciembre. Una economía potencialmente golpeada por el terremoto, combinada con un entorno global incierto, ofrece argumentos a los sectores más prudentes dentro del BoJ para seguir retrasando la normalización monetaria. Al mismo tiempo, la debilidad del yen, que se intensifica cuando suben las rentabilidades estadounidenses, encarece las importaciones y complica el equilibrio interno.

Sobre este telón de fondo, la tensión geopolítica en Asia añade otra capa de riesgo: una flota de portaaviones chinos realizó intensas operaciones aéreas cerca de Japón durante el fin de semana, en pleno aumento del cruce de acusaciones entre Pekín y Tokio. Para los mercados, este tipo de episodios no solo incrementa la incertidumbre regional, sino que puede influir indirectamente en las decisiones de política monetaria al alterar las perspectivas de crecimiento y riesgo.

Europa, otros bancos centrales y el papel del petróleo

Fuera de Estados Unidos y Japón, la jornada también fue débil en Europa. El STOXX 600 retrocedió ligeramente y tanto el CAC 40 francés como el FTSE 100 británico se dejaron en torno a un 0,3%, mientras el DAX alemán rondaba el plano. Es una fotografía coherente con un mercado global que, más que entrar en pánico, parece preferir reducir algo de exposición antes de escuchar a la Fed y al resto de bancos centrales que se reúnen esta semana.

El Banco de Canadá, el Banco Nacional Suizo y el Banco de la Reserva de Australia también tienen decisión de tipos en los próximos días. El consenso es que los tres mantendrán el statu quo. En el caso suizo, el banco central se enfrenta al dilema de un franco muy fuerte con tipos ya en el 0%, lo que le deja poco margen para estimular más sin entrar de nuevo en territorio negativo. En Australia, una serie de datos macroeconómicos más sólidos ha alejado la opción de nuevos recortes e incluso ha reavivado, a muy largo plazo, la posibilidad de una subida de tipos hacia finales de 2026.

En materias primas, el petróleo volvió a ceder terreno: el WTI se situaba alrededor de los 59,16 dólares por barril y el Brent en los 62,81 dólares, ambos con caídas cercanas al 1,5%. Estos niveles relativamente bajos reflejan una mezcla de expectativas de crecimiento moderado, una oferta que sigue siendo amplia y cierta fatiga del mercado con respecto a los recortes de producción anunciados por algunos países. Un crudo más barato relaja la presión sobre la inflación, pero también puede interpretarse como síntoma de menor dinamismo económico.

Un termómetro de riesgo para los próximos días

En conjunto, la sesión deja varios mensajes claros. Primero, Tesla vuelve a convertirse en el termómetro del apetito por riesgo: cuando las valoraciones se cuestionan y los tipos largos repuntan, es de las primeras en notar el golpe. Segundo, la Fed y el resto de bancos centrales marcarán el tono del cierre de año: no será tanto el qué (un recorte de 25 puntos básicos) como el cómo (el relato sobre 2026) lo que determine si los índices logran extender los máximos recientes o si entra una fase de corrección más seria.

Tercero, los riesgos exógenos —el terremoto en Japón, las tensiones militares en Asia, la debilidad del yen, el vaivén del crudo— siguen recordando al mercado que el escenario no es lineal ni estable. En este entorno, no sorprende que los inversores opten por recoger beneficios, moderar la euforia en valores de crecimiento como Tesla y esperar a tener más claridad antes de volver a pisar el acelerador.

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