El refugio por excelencia pierde brillo cuando baja la tensión y la Fed endurece el guión

El oro cae más de un 1% y perfora los 4.040 dólares: menos miedo geopolítico y más “Fed” en el precio

El oro arrancó el viernes con una caída superior al 1% y volvió a retroceder hacia la zona de los 4.030–4.040 dólares por onza. La razón no es una sola, sino un cóctel muy claro: se enfrían algunas tensiones geopolíticas y comerciales, y el mercado empieza a dar por hecho que la Reserva Federal mantendrá los tipos sin cambios en su reunión del 10 de diciembre tras un dato laboral decente. Cuando el mundo parece un poco menos peligroso —y el dinero vuelve a ver tipos altos por más tiempo— el oro suele pagar la factura.

El oro salta por encima del 1%: las nuevas señales de recorte de tipos en la Fed disparan a los metales preciosos

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El oro cae más de un 1% y perfora los 4.040 dólares: menos miedo geopolítico y más “Fed” en el precio UNSPLASH / ZLATÁKY.CZ

El movimiento de hoy confirma algo que los inversores llevan semanas interiorizando: el oro ya no sube “por inercia”. Spot gold bajó alrededor de un 1% hasta el entorno de 4.032–4.036 dólares por onza, en línea con los mínimos recientes. Y lo más importante es el contexto, porque no hablamos de un desplome aislado, sino de una corrección que llega después de un año prácticamente histórico para el metal.

¿Por qué cae justo ahora? Primero, porque la demanda de refugio se relaja. El mercado percibe una menor escalada en algunos frentes geopolíticos y una pausa en el pulso comercial global. El oro vive de la incertidumbre: cuando ese ruido baja, pierde uno de sus motores.

Segundo, y quizá más determinante, porque la Fed vuelve a mandar. El dato de nóminas no agrícolas de septiembre —publicado con retraso tras el fin del cierre del gobierno— mostró un aumento de 119.000 empleos, suficiente para reforzar la idea de que la economía estadounidense aguanta sin necesidad de estímulos inmediatos. Con esa lectura, el mercado ha empezado a descontar que en la próxima reunión del FOMC del 10 de diciembre los tipos seguirán donde están. Y tipos altos suelen ser veneno relativo para el oro: sube el atractivo de la renta fija y del dólar, y mantener un activo sin cupón se vuelve menos “urgente”.

El efecto se vio también en el resto de metales preciosos. La plata cayó más de un 2%, el platino se movió plano y el paladio retrocedió ligeramente. Ese comportamiento conjunto apunta a algo más amplio que una simple toma de beneficios: hay una reducción general del apetito por refugios y metales industriales a la vez, en un mercado que sigue recalibrando el escenario de crecimiento y tipos.

Y aun así, ojo: una caída de hoy no borra el rally de 2025. El oro acumula una subida enorme en el año —cerca del 50% en términos interanuales— y mantiene una base estructural que no desaparece de un día para otro. La compra continuada de bancos centrales, especialmente en economías emergentes, sigue siendo un soporte clave. Los grandes jugadores institucionales ven el metal como seguro ante riesgos de largo plazo: fragmentación geopolítica, deuda global elevada y una diversificación que ya no depende solo del dólar.

Entonces, ¿qué significa esta bajada para el inversor? Que el oro entra en una fase donde el precio se va a mover por dos palancas: la percepción de riesgo global y el camino real de la política monetaria estadounidense. Si las tensiones vuelven a subir, el metal recupera tracción rápido. Si la Fed mantiene el tono duro y el dólar se fortalece, el oro puede seguir consolidando a la baja sin romper su tendencia de fondo.

En resumen: el oro cae porque el mercado respira un poco más tranquilo… y porque la Fed no está lista para bajar el pie del freno. Pero el año, la tendencia estructural y el papel del metal como seguro de cola siguen ahí. Menos euforia, más equilibrio. Y eso, en 2025, ya es una noticia.

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