Kamchatka se mueve tras el megaterremoto más potente en más de 70 años

El Lejano Oriente ruso se reconfigura: Kamchatka se desplaza casi dos metros tras el sismo de 8,7

La península rusa de Kamchatka ha experimentado un desplazamiento geográfico significativo tras el megaterremoto del 30 de julio. Un fenómeno sísmico comparable al devastador terremoto de Tohoku en 2011 reconfigura el mapa de la región y reaviva la atención sobre la actividad geológica en el Pacífico Norte.

ÚLTIMA HORA | El megaterremoto en Kamchatka fue tan fuerte que desplazó la península

La península de Kamchatka, una de las regiones más remotas e inestables del planeta, ha sido noticia no solo por su ubicación estratégica, sino por su desplazamiento literal tras un megaterremoto que ha sacudido el Lejano Oriente ruso.

Según ha informado esta semana el servicio geofísico de la Academia de Ciencias de Rusia, la península se ha desplazado hacia el sureste tras el terremoto de magnitud 8,7 registrado el pasado 30 de julio frente a sus costas. Los especialistas han detectado que el movimiento de tierra alcanzó casi los dos metros en la parte sur de la península, un dato que la sitúa a la altura de los movimientos observados en la región de Tohoku, Japón, en el devastador seísmo de 2011.

La capital provincial, Petropávlovsk-Kamchatski, que alberga a más de 160.000 personas, también ha sido afectada, aunque con un desplazamiento algo más moderado. No obstante, las implicaciones de este fenómeno van más allá del cambio de coordenadas. El terremoto ha desencadenado un tsunami que impactó en las islas Kuriles del Norte y alcanzó también las costas de Japón y Estados Unidos.

Pero los efectos no terminan ahí. La sacudida sísmica también provocó la erupción de los volcanes Kliuchevskói y Krashenínnikov, sumando un componente volcánico a una crisis ya compleja desde el punto de vista geológico. Kamchatka, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, vuelve así al centro del radar científico internacional.

Este sismo, el más potente registrado en la región desde 1952, reabre el debate sobre la preparación ante fenómenos naturales extremos en zonas de alta vulnerabilidad. Mientras los científicos continúan analizando los datos y monitoreando posibles réplicas, la región afronta las consecuencias geográficas y humanas de este violento despertar de la Tierra.

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