Pensiones

La verdad incómoda sobre las pensiones en España: el sistema ya se financia con deuda y solo cubre pagos hasta octubre

Lorenzo Ramírez ofrece un análisis profundo sobre el problema actual de las pensiones en España, señalando cómo las políticas gubernamentales y el creciente endeudamiento están comprometiendo el futuro del sistema, afectando a millones de españoles.

Miniatura del vídeo de Negocios TV donde Lorenzo Ramírez expone la crítica situación de las pensiones en España.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Miniatura del vídeo de Negocios TV donde Lorenzo Ramírez expone la crítica situación de las pensiones en España.

Las pensiones en España han dejado de ser un debate teórico para convertirse en una bomba fiscal de relojería. Cada mes, millones de jubilados dependen de un sistema que, según el periodista económico Lorenzo Ramírez, ya no se sostiene con cotizaciones, sino con deuda. Los números son claros, aunque políticamente incómodos: la Seguridad Social solo puede cubrir las pensiones hasta octubre con las aportaciones actuales. El resto del año se financia directamente con dinero prestado.

La hucha de las pensiones: un mito del pasado

Durante años, los gobiernos hablaron de la “hucha de las pensiones” como si fuera un fondo sólido, una garantía intocable para los jubilados. Pero hoy, esa imagen no es más que una reliquia retórica. Ramírez lo dice sin rodeos: la hucha ya no existe. Para cubrir la brecha entre cotizaciones y gastos, el Ministerio de Trabajo y la Seguridad Social ha tenido que emitir 10.000 millones de euros en deuda.

En la práctica, eso significa que España vive al día. Las cotizaciones que ingresan los trabajadores solo sirven para pagar las pensiones de unos meses, y el resto del año depende del crédito. Si el Estado no siguiera endeudándose, el sistema colapsaría antes de Navidad.

“Estamos gastando hoy el dinero de las pensiones del futuro”, resume Ramírez, quien describe el modelo actual como un “castillo de arena sostenido sobre deuda pública”.

Un agujero de 50.000 millones

El déficit contributivo de la Seguridad Social supera los 50.000 millones de euros, y las transferencias del Estado —que desde hace años funcionan como respiración asistida— ya suman más de 400.000 millones. Es decir, el sistema no se financia por sí mismo desde hace más de una década.

Y lo más preocupante es la tendencia: las cotizaciones han subido un 50% en los últimos cinco años, pero el agujero sigue creciendo. Las pymes son las que más sufren este aumento, mientras que las grandes corporaciones y sindicatos se benefician de un sistema desigual que Ramírez califica de “perverso e insostenible”.

“De cada cuatro euros que se pagan en pensiones, tres salen de la deuda”, explica el periodista. “Y cuando eso ocurre, no estamos ante un modelo de bienestar, sino ante un esquema contable al borde de la quiebra.”

Indexación e inflación: el doble filo del IPC

La revalorización automática de las pensiones según el IPC, una medida celebrada como un triunfo social, ha tenido un coste devastador. En un entorno de inflación persistente, cada subida de precios obliga al Estado a aumentar el gasto en pensiones miles de millones adicionales cada año.

El resultado es un círculo vicioso: el sistema se endeuda para pagar más pensiones, lo que eleva el déficit, genera más deuda y, en última instancia, amenaza la sostenibilidad de las futuras jubilaciones.

El fondo de reserva, que debería funcionar como colchón, no se está rellenando. Hoy apenas queda una fracción de lo que existía antes de la crisis de 2008. “Estamos consumiendo los restos de un modelo que ya no se puede mantener en pie”, advierte Ramírez.

Tres salidas, todas impopulares

Ante este escenario, los expertos coinciden en que el margen de maniobra es mínimo. España solo tiene tres opciones:

  1. Subir impuestos para financiar el déficit.

  2. Recortar las pensiones futuras.

  3. Congelar salarios o aumentar la edad de jubilación para retrasar la presión sobre el sistema.

Pero ninguna de estas medidas es políticamente viable. Cada intento de reforma se topa con la oposición social y el miedo electoral. Mientras tanto, el tiempo corre y el gasto en pensiones ya representa más del 12% del PIB.

El periodista no oculta su preocupación: “No hay magia contable que resuelva un sistema que paga más de lo que ingresa. Lo único que hacemos es comprar tiempo… con dinero que no tenemos.”

Privatización silenciosa: el parche que erosiona lo público

Otro elemento que Ramírez pone sobre la mesa es el avance de la externalización. En lugar de reforzar la gestión pública, el Estado está delegando cada vez más funciones a empresas privadas, desde la gestión informática hasta el soporte administrativo.

Estos contratos, adjudicados muchas veces a precios bajos, no solo encarecen el sistema a largo plazo, sino que reducen la calidad del servicio y abren la puerta a un modelo de privatización encubierta.

La paradoja es que, mientras el sistema público se desangra, el sector privado crece ofreciendo planes complementarios de jubilación, un negocio que ya mueve más de 150.000 millones de euros en España.

La tormenta perfecta

El análisis de Lorenzo Ramírez en Negocios TV dibuja un escenario inquietante: una población envejecida, un mercado laboral con menos cotizantes, un Estado cada vez más endeudado y una economía que depende de decisiones políticas aplazadas.

Todo ello conforma una tormenta perfecta para el sistema de pensiones, que podría entrar en crisis estructural si no se reformula a tiempo.

El mensaje final es tan directo como incómodo:

“El sistema no se va a romper un día de repente. Se está rompiendo ahora, poco a poco, cada vez que el Estado emite deuda para pagar una nómina de jubilación.”

Y quizá esa es la verdadera tragedia: no habrá un colapso espectacular, sino un lento desgaste que afectará a todos —pensionistas, trabajadores y generaciones futuras— mientras seguimos fingiendo que la hucha aún existe.

Comentarios