El oro supera los 4.300 dólares y sube más de un 1% tras el mensaje de la Fed
El precio del oro repuntó con fuerza tras la última decisión de la Reserva Federal, apoyado por un recorte de tipos, un mensaje prudente sobre la economía estadounidense y datos laborales más débiles de lo esperado, reforzando su papel como activo refugio.
El oro reacciona al recorte de tipos y al tono prudente de la Fed
El mercado de metales preciosos cerró la semana con un nuevo impulso alcista liderado por el oro, que avanzó más de un 1% y superó con claridad la barrera de los 4.300 dólares por onza. El movimiento se produjo después de que la Reserva Federal de Estados Unidos recortara los tipos de interés en 25 puntos básicos, situándolos en el rango del 3,5%–3,75%, y reafirmara su disposición a intervenir en el mercado de deuda a corto plazo para mantener niveles “amplios” de liquidez.
Este mensaje fue interpretado por los inversores como una señal de continuidad en una política monetaria más flexible, lo que tiende a favorecer activos que no ofrecen rendimiento por cupón, como el oro, al reducir el coste de oportunidad frente a otros instrumentos financieros.
El mercado laboral refuerza el atractivo del metal refugio
A la decisión de la Fed se sumaron datos macroeconómicos que apuntan a un cierto enfriamiento del mercado laboral estadounidense. Las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo aumentaron en 44.000, hasta las 236.000 en la semana finalizada el 6 de diciembre, una cifra claramente superior a las previsiones del mercado. Este dato reforzó la percepción de que la economía podría estar perdiendo tracción, alimentando la demanda de activos considerados refugio.
En este contexto, el oro se consolida como cobertura frente a escenarios de mayor incertidumbre económica y posibles revisiones a la baja del crecimiento, especialmente en un entorno en el que los bancos centrales muestran mayor cautela.
Plata, platino y paladio acompañan el movimiento alcista
El repunte no se limitó al oro. La plata avanzó alrededor de un 1,4%, acercándose a nuevos máximos históricos y confirmando su doble condición de metal precioso y activo industrial. Su creciente uso en sectores como la energía solar, los vehículos eléctricos y la electrónica de alta gama sigue sosteniendo la demanda estructural.
El platino y el paladio también registraron avances sólidos, superiores al 1,5% en ambos casos. Estos metales, muy vinculados al sector industrial y al automóvil, se beneficiaron tanto del contexto monetario más laxo como de las expectativas de estabilidad en la demanda a medio plazo.
La política monetaria como motor del rally en metales preciosos
Los analistas coinciden en que la trayectoria de los metales preciosos en las próximas semanas estará estrechamente ligada a la evolución de la política monetaria estadounidense. Aunque la Fed ha evitado comprometerse con nuevos recortes inmediatos, el reconocimiento de riesgos en el mercado laboral y la inflación derivada de factores externos, como los aranceles, mantiene abiertas las expectativas de un entorno financiero más acomodaticio.
Además, la confirmación de que el banco central está dispuesto a comprar deuda a corto plazo si fuera necesario refuerza la idea de un respaldo implícito a la estabilidad del sistema financiero, lo que suele traducirse en flujos hacia activos reales.
Inflación, tipos reales y demanda institucional
Otro factor clave detrás del avance del oro es la evolución de los tipos de interés reales. Con la inflación aún por encima del objetivo en muchas economías desarrolladas y unos tipos nominales en descenso, el atractivo relativo del oro aumenta. A esto se suma una demanda institucional sostenida, tanto por parte de fondos de inversión como de bancos centrales, que continúan diversificando reservas en un contexto geopolítico incierto.
En los últimos trimestres, varios bancos centrales han incrementado sus compras de oro como estrategia de protección frente a la volatilidad del dólar y los riesgos asociados a la deuda soberana.
Perspectivas: volatilidad, pero sesgo alcista
De cara al cierre de 2025, el consenso del mercado apunta a un escenario de volatilidad elevada, pero con un sesgo favorable para los metales preciosos si se confirma una desaceleración económica más marcada o nuevas señales de relajación monetaria. El oro, en particular, sigue siendo visto como un activo clave en carteras defensivas.
Mientras tanto, la superación de niveles psicológicos relevantes, como los 4.300 dólares por onza, refuerza la narrativa alcista y mantiene a los inversores atentos a cualquier nuevo catalizador macroeconómico que pueda prolongar el rally.
