Wall Street cierra en rojo a la espera de la Fed: el Dow Jones pierde 215 puntos en una sesión de transición
Wall Street cierra en rojo con el Dow Jones perdiendo 215 puntos en una sesión de transición mientras los inversores esperan con atención las decisiones clave de la Fed
Claves de la sesión
-
Indexes fall: el Dow Jones cae un 0,45 %, el S&P 500 un 0,35 % y el Nasdaq Composite un 0,14 %.
-
Paramount Skydance se dispara en bolsa al lanzar una oferta por Warner Bros Discovery, en plena batalla estratégica frente a Netflix.
-
Confluent salta al alza tras conocerse que IBM ultima una oferta de compra de unos 11.000 millones de dólares.
-
Oppenheimer fija un objetivo “Street-high” de 8.100 puntos para el S&P 500 de cara a 2026.
Un cierre en rojo marcado por la toma de beneficios
La sesión del lunes en Wall Street se saldó con descensos moderados, pero significativos, en un contexto de máxima cautela antes de la reunión de la Reserva Federal. Los principales índices abrieron al alza, pero fueron perdiendo tracción a medida que avanzaba la jornada hasta girar claramente en negativo.
El Dow Jones Industrial Average retrocedió un 0,45 %, lo que supone una caída de 215,67 puntos, para cerrar en 47.739,32 puntos. El S&P 500 perdió un 0,35 %, hasta los 6.846,51 puntos, mientras que el Nasdaq Composite cedió un 0,14 %, hasta 23.545,90 puntos. Estas caídas llegan justo después de que tanto el S&P 500 como el Nasdaq alcanzaran el viernes sus mejores niveles de cierre en un mes, un contexto que favorece la toma de beneficios tras el tramo alcista reciente.
El tono general fue el de una sesión de transición: menos volumen de negociación que la media de las últimas 20 sesiones y un mercado más pendiente de no cometer errores que de buscar grandes apuestas direccionales. La clave, a corto plazo, es el mensaje que llegue desde la Fed sobre el futuro del ciclo de tipos.
La Fed, en el centro del tablero: recorte descontado, dudas sobre 2026
La reunión de la Reserva Federal que concluye el miércoles concentra prácticamente toda la atención de los inversores. El consenso descuenta de forma muy amplia un recorte de 25 puntos básicos en los tipos oficiales, algo que refleja el FedWatch Tool de CME, que sitúa en torno al 89 % la probabilidad de este movimiento.
Sin embargo, el mercado no se juega ya ese recorte —que está “en precio”—, sino la trayectoria posterior. Las probabilidades de que en enero la Fed mantenga los tipos sin cambios rondan el 60 %, lo que sugiere que los inversores esperan un ciclo de bajadas muy gradual y condicionado a los datos.
Tal y como apuntaba Dan Coatsworth, responsable de mercados en AJ Bell, un recorte de solo 25 puntos básicos no garantiza un rally adicional, precisamente porque el movimiento se da por descontado. La reacción potente podría venir, bien de una sorpresa hawkish (no recorte o mensaje duro), bien de un gesto más agresivo en el lado dovish (recorte mayor o proyección de más bajadas en 2026).
En esta línea, Carol Schleif, estratega jefe de BMO Private Wealth, subrayaba que al mercado le falta una narrativa clara a corto plazo: sin temporada de resultados a la vista en las próximas semanas, la única referencia sólida que puede marcar tendencia es la decisión, el comunicado y la rueda de prensa de la Fed. Hasta entonces, el escenario más probable es de movimientos contenidos y alta sensibilidad a cualquier pista sobre el futuro de la política monetaria.
Comportamiento sectorial: castigo al oro y la biotecnología, respiro para la tecnología
En el plano sectorial, la sesión dejó un mapa desigual pero con un sesgo moderadamente defensivo. El sector de oro fue uno de los más castigados: el NYSE Arca Gold Bugs Index cayó alrededor de un 2,1 %, presionado por el repunte de las rentabilidades de los bonos del Tesoro y la fortaleza del dólar, factores que tienden a restar atractivo al metal como activo refugio.
La biotecnología también sufrió, con el NYSE Arca Biotechnology Index registrando pérdidas en torno al 1,6 %. A esto se sumaron descensos relevantes en utilities, valores ligados al gas natural y títulos del sector salud, configurando un escenario en el que algunos de los segmentos más defensivos también acusaron la subida de las tires y el reajuste de carteras.
En contraste, la tecnología volvió a ser el único gran refugio relativo dentro del S&P 500. El índice sectorial S5INFT avanzó en torno a un 0,9 %, apoyado en pesos pesados como Microsoft, Nvidia y Broadcom. Este comportamiento confirma que, pese a la incertidumbre sobre tipos y crecimiento, la narrativa de largo plazo en torno a la inteligencia artificial y las infraestructuras digitales sigue captando flujos, aunque cada vez con más debate sobre valoraciones y sostenibilidad de beneficios.
Paramount Skydance, Netflix y la batalla por el trono del streaming
Uno de los focos destacados de la sesión estuvo en el sector media, con Paramount Skydance como protagonista absoluto. La compañía lanzó una oferta hostil de unos 108.400 millones de dólares para adquirir Warner Bros Discovery, en un movimiento que busca adelantarse a Netflix y consolidar una posición de fuerza en el mercado global del streaming.
La reacción bursátil fue contundente: las acciones de Warner Bros Discovery subieron en torno a un 4,4 %, mientras que Paramount Skydance se disparó alrededor de un 9 %. El mercado interpretó el movimiento como una jugada estratégica ambiciosa, pero potencialmente generadora de sinergias en contenidos, distribución y escala global.
Netflix, que vería cómo un competidor reforzado amenaza su liderazgo, cayó cerca de un 3,4 %, convirtiéndose en uno de los grandes lastres del índice de Comunicación y Servicios (S5TELS), que cerró la jornada como el peor sector del S&P 500 con descensos del entorno del 1,8 %. El mensaje de fondo es claro: la batalla por la atención del usuario y la monetización del contenido audiovisual está lejos de haberse estabilizado, y las grandes operaciones corporativas seguirán marcando el pulso del sector.
Confluent e IBM: la carrera por controlar la infraestructura de datos
Otro gran titular corporativo del día fue el fuerte repunte de Confluent, cuyas acciones se dispararon alrededor de un 29 % después de conocerse que IBM está cerca de cerrar su compra por unos 11.000 millones de dólares. La operación encaja de lleno en la estrategia de IBM de reforzar su posicionamiento en soluciones de datos, middleware y event streaming, piezas clave para arquitecturas modernas de inteligencia artificial y análisis en tiempo real.
IBM, por su parte, subió en torno a un 0,4 %, una reacción moderada pero alineada con el patrón habitual en adquisiciones de este tipo: fuerte premio para la compañía objetivo y un avance más contenid o, incluso neutro, para el comprador. Aun así, el movimiento se interpreta como una apuesta clara por capturar el valor de la economía del dato, uno de los vectores estructurales del crecimiento tecnológico en la próxima década.
Objetivo 8.100 para el S&P 500: el optimismo de Oppenheimer
Mientras el corto plazo está dominado por la incertidumbre de la Fed, algunas casas de análisis empiezan a proyectar escenarios mucho más ambiciosos para el mercado en un horizonte de uno o dos años. Oppenheimer se situó a la cabeza del optimismo al fijar un objetivo para el S&P 500 de 8.100 puntos a cierre de 2026, el más elevado entre las firmas de Wall Street.
La entidad justifica esta previsión en la fortaleza de los beneficios empresariales, la resiliencia macroeconómica y el potencial de la revolución ligada a la inteligencia artificial para seguir impulsando márgenes, productividad y nuevas líneas de negocio. Sin embargo, este escenario requiere que la Fed logre un “aterrizaje suave” de la economía y que el coste del capital se mantenga en niveles compatibles con valoraciones exigentes, especialmente en tecnología y growth.
Es precisamente esta tensión —entre un relato muy constructivo a medio plazo y la necesidad de digerir un ciclo de tipos aún altos en términos reales— la que explica el tono de mercado: correcciones puntuales, rotaciones sectoriales muy selectivas y una aparente falta de dirección clara hasta que el banco central aporte más visibilidad.
Bonos, terremoto en Japón y contexto internacional
En el mercado de renta fija, las rentabilidades de los bonos del Tesoro estadounidense continuaron su repunte de las últimas sesiones. El rendimiento del bono a diez años subió unos 4,3 puntos básicos, hasta situarse cerca del 4,18 %, presionando las valoraciones de los activos de riesgo y, en particular, de los sectores más sensibles a los tipos.
Parte de este movimiento estuvo influido por factores de riesgo global, como el fuerte terremoto registrado frente a la costa de Japón, que elevó puntualmente la percepción de incertidumbre y contribuyó al repunte de las tires.
En el resto del mundo, los mercados asiáticos ofrecieron una imagen mixta: el Nikkei 225 japonés avanzó alrededor de un 0,2 %, el Shanghai Composite sumó un 0,5 %, mientras que el Hang Seng de Hong Kong cayó un 1,2 %, reflejando la persistente fragilidad del entorno chino. En Europa, el DAX alemán logró un ligero avance cercano al 0,1 %, mientras que el CAC 40 francés recortó un 0,1 % y el FTSE 100 británico perdió alrededor de un 0,2 %.
Una sesión de transición antes del veredicto de la Fed
De cara a las próximas sesiones, los inversores tendrán primero el dato de vacantes de empleo JOLTS, que podría aportar algo de contexto adicional sobre el mercado laboral en EE. UU., pero sin desviar el foco de lo verdaderamente determinante: la decisión de la Fed y el tono de su mensaje.
El cierre de este lunes —con el Dow cayendo un 0,45 %, el S&P 500 un 0,35 % y el Nasdaq un 0,14 %, en un día marcado por grandes operaciones corporativas como la ofensiva de Paramount Skydance sobre Warner Bros y la posible compra de Confluent por IBM, y por el ambicioso objetivo de Oppenheimer de 8.100 puntos para el S&P 500 en 2026— encaja más con una sesión de ajuste y espera que con el inicio de una corrección profunda.
La próxima gran señal vendrá desde Washington. A partir de lo que diga la Fed, el mercado decidirá si estas caídas son solo una pausa antes de un nuevo tramo alcista o el primer síntoma de que el precio de un ciclo de tipos más largo y restrictivo empieza, por fin, a pasar factura a la renta variable estadounidense.

