Economía global en vilo

Alemania aguanta pero no despega: la industria germana se estanca con un PMI de 49,6 en octubre

El sector manufacturero alemán vuelve a enviar señales de fragilidad. El índice PMI, elaborado por S&P Global en colaboración con Hamburg Commercial Bank (HCOB), se elevó levemente hasta 49,6 en octubre —desde 49,5 en septiembre— pero se mantiene por debajo del umbral de 50 que marca la expansión. Este dato, en una Alemania que representa prácticamente un cuarto de la economía de la eurozona, refuerza la idea de una recuperación industrial que avanza a paso vacilante y condicionada por la demanda global y los costes crecientes.
EPA/GREGOR FISCHER
EPA/GREGOR FISCHER

El pulso de la industria alemana en octubre revela más luces que sombras, pero también muchas restricciones. Con un PMI manufacturero de 49,6 —solo ligeramente superior al 49,5 de septiembre— el indicador sigue señalando contracción.

Según el informe, la leve mejora se apoya en el segmento de bienes de inversión, lo cual es relevante pero también indica que el crecimiento es limitado y fragmentado. Por el contrario, las exportaciones siguen flojas, y la confianza empresarial se sitúa en mínimos recientes. La contratación, además, disminuyó por 28.º mes consecutivo.

¿Dónde están los frenos?

A pesar de la repetida mejora de la producción —el octavo mes consecutivo de subida—, el ritmo se ralentiza. “Germany’s manufacturing sector continued to tread water in October… the lack of demand and persistent uncertainty weighed on the broader sector,” señaló el economista Nils Mueller de HCOB.

La debilidad de los pedidos y el estancamiento de los nuevos encargos recuerdan que la demanda internacional —desde Asia hasta EE. UU.— no impulsa como antes. Las empresas parecen acumular stock con cautela y congelar planes de ampliación o contratación hasta que haya más claridad.

Un reflejo más amplio de la eurozona

El caso alemán no es aislado: el dato conjunto de la eurozona para el sector manufacturero se situó justo en el 50,0 en octubre. Mientras tanto, Francia continua en contracción (48,8). La conclusión es clara: la recuperación industrial europea es extremadamente delicada y muy dependiente de factores externos.

3. Factores que pesan

  • Costes crecientes y margen limitado: las empresas alemanas reciben señales de subida de precios de salida (output prices) por primera vez en seis meses, un cambio simbólico pero que alerta.

  • Desafíos externos: la competencia global, las cadenas de suministro alteradas, y una demanda global débil siguen pesando.

  • Confianza en mínimos: las expectativas empresariales caen al nivel más bajo desde diciembre del año anterior. Esa pérdida de optimismo es un lastre para la inversión.

Implicaciones para España y el euro

Para un país como España —fuertemente vinculado a la economía alemana—, estos datos son un toque de atención. La ralentización de la industria germana puede traducirse en menor demanda de bienes intermedios y materias primas españolas, lo que preocupa en un contexto donde el crecimiento se busca fuera del turismo y la construcción.

En el ámbito de la moneda única, el euro puede verse condicionado ante una Alemania con freno industrial. Una zona industrial rezagada debilita los argumentos para una revalorización de la moneda frente al dólar.

¿Y ahora qué?

La lectura no es alarmista, pero sí de cautela. Alemania no entra en recesión industrial abrupta, pero camina en tierra de nadie: producción ligeramente al alza, pero sin empuje claro. La clave estará en los próximos meses, en particular en:

  • La evolución de las exportaciones a Asia y EE. UU.

  • El impacto real de los costes energéticos e industriales.

  • Si las empresas se atreven a invertir y contratar de nuevo, lo cual marcaría un verdadero cambio de fase.

En definitiva, la industria de la locomotora europea se mantiene en marcha, pero con el freno de mano activado. Esto obliga a los responsables políticos y a los agentes del mercado a ajustar expectativas. Para España y el conjunto de la eurozona, el mensaje es claro: la recuperación industrial es posible, pero está lejos de autopista. Se requiere dirección, combustible —demanda— y muchas menos curvas inesperadas.

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