Geopolítica aérea con impacto estratégico

Bombarderos rusos Tu-95 MS inician patrulla prolongada sobre los mares de Bering y Okhotsk

En una operación aérea que ha despertado atención internacional, las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia desplegaron bombarderos estratégicos Tu-95 MS para una misión de patrulla sobre aguas neutrales del mar de Bering y el mar de Okhotsk. La operación, anunciada oficialmente por el Ministerio de Defensa ruso, incluyó escolta de cazas Su-35S y Su-30SM, repostajes en vuelo y vigilancia de rutas por aeronaves extranjeras.
ÚLTIMA HORA | Bombarderos estratégicos rusos patrullan sobre mares de Béring y Ojotsk

La capacidad de Rusia para proyectar su potencia aérea sigue siendo un elemento central de su estrategia geopolítica, y la reciente misión de patrulla estratégica sobre los mares de Bering y Okhotsk es una muestra más de ello. En su segmento informativo, Negocios TV abrió con este despliegue, señalando que los bombarderos Tu-95 MS realizaron un vuelo de más de 14 horas sobre aguas internacionales. Según fuentes oficiales rusas, operaron dentro del marco de la normativa internacional para uso del espacio aéreo.

El Ministerio de Defensa ruso difundió el comunicado a través de su canal oficial en Telegram, especificando que los Tu-95 MS no viajaron solos: fueron escoltados por cazas Su-35S y Su-30SM en distintas fases de la misión. Estas aeronaves de apoyo servían como cobertura y disuasión frente a eventuales interferencias. Durante algunos tramos del trayecto, las tripulaciones efectuaron repostajes en vuelo, una maniobra que extiende significativamente la autonomía operativa de este tipo de aeronaves. Además, Rusia reconoció que aviones de combate de países extranjeros siguieron a los bombarderos en ciertas etapas de la ruta.

Este tipo de vuelos no son inéditos para Moscú. Rusia ha mantenido la práctica de patrullas aéreas estratégicas sobre aguas neutras del Ártico, el Atlántico Norte y otras zonas marítimas durante años. En julio de 2025 se reportó una misión similar con Tu-95 MS sobre el mar de Bering, con duración superior a 15 horas, escolta de cazas Su-35 y Su-30SM y seguimiento por aviones extranjeros. Según el ministerio, esas operaciones “se realizan en estricta correspondencia con las normas internacionales para el uso del espacio aéreo”.

El bombardero Tu-95 (conocido por la OTAN como “Bear”) es una plataforma veterana, pero ha sido objeto de continuas actualizaciones tecnológicas para prolongar su vigencia operativa. Puesto en servicio en 1956, ha integrado cambios sustanciales con el paso del tiempo, incluido equipamiento para recibir combustible en vuelo, mejoras de aviónica y modernizaciones estructurales.

Desde una perspectiva estratégica, estas patrullas cumplen múltiples propósitos: demostrar capacidad disuasoria, mantener presencia aérea amplia, forzar al adversario a desplegar recursos de vigilancia y conservar entrenamiento real para las tripulaciones. Al mismo tiempo, actúan como mensaje diplomático: Rusia asegura que respeta las normas del espacio internacional, pero demuestra que está dispuesta a movilizar sus activos a larga distancia.

Para los observadores de la región del Pacífico y del Ártico, esta misión no pasó desapercibida. El seguimiento por aviones de otros países refleja que los poderes regionales vigilan de cerca cualquier actividad aérea que pueda tener implicaciones estratégicas o de seguridad. En contextos tensos como el del estrecho de Bering —donde confluyen intereses de Estados Unidos, Canadá y Rusia— este tipo de maniobras siempre suscitan un escrutinio especial.

En resumen, el vuelo prolongado de los Tu-95 MS sobre Bering y Okhotsk reafirma que Rusia sigue utilizando su aviación estratégica como herramienta de poder y de presencia global. Más allá del gesto militar, estas operaciones reafirman que el control del cielo es una parte esencial del tablero geopolítico actual.

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