Oro supera los $4.400 y marca máximo histórico por expectativas de recortes de la Fed
El oro alcanzó un nuevo récord al superar por primera vez la cota de 4.400 dólares por onza en el arranque de la semana, impulsado por la expectativa de más recortes de tipos en Estados Unidos tras el último movimiento de la Reserva Federal. La plata también marcó máximos, reforzando la narrativa de refugio y momentum en metales preciosos.
Récord en el oro: por qué el mercado ha cruzado el umbral de los 4.400 dólares
El oro volvió a desafiar la gravedad y marcó un nuevo máximo histórico este lunes al superar los 4.400 dólares por onza, un nivel psicológico que el mercado llevaba semanas tanteando. El metal precioso tocó la zona de récord intradía en torno a 4.400,29 dólares y se mantuvo cerca de 4.397 dólares en el contado en los primeros compases de la sesión, consolidando una dinámica que combina expectativas de recortes de tipos con una demanda persistente de refugio.
La lectura de los inversores es directa: si el precio del dinero baja, el “coste de oportunidad” de mantener un activo sin cupón como el oro se reduce. Y cuando ese argumento se mezcla con tensiones geopolíticas, dudas sobre crecimiento y un dólar menos dominante, el resultado suele ser el mismo: más flujos hacia metales. Reuters sitúa el avance anual del oro en torno a +67% en 2025, un rendimiento que explica por qué el movimiento ya no es solo defensivo, sino también de momentum.
La chispa: la Fed recorta y el mercado se anticipa a más alivio en 2026
El catalizador inmediato llega de la política monetaria. El impulso de la sesión se apoya en que la Reserva Federal recortó 25 puntos básicos la semana pasada, alimentando las apuestas de que podría haber más recortes en 2026. Ese cambio de expectativas tiende a favorecer al oro por dos vías: suaviza la trayectoria de los tipos reales y suele presionar al dólar, que es la divisa en la que se denomina el metal en los mercados internacionales.
El contexto es importante: la narrativa de “desinflación” y desaceleración suave en Estados Unidos no elimina la incertidumbre, pero sí abre una ventana para que parte del mercado descuente un banco central más acomodaticio. En paralelo, la proximidad de fin de año añade un ingrediente táctico: con menor liquidez, los movimientos de posicionamiento pueden amplificarse, y el oro tiende a beneficiarse cuando la volatilidad percibida sube.
Plata, platino y paladio: el rally se ensancha
La subida no fue exclusiva del oro. La plata se disparó alrededor de un +3,3% y también marcó máximos históricos en el entorno de 69,44 dólares, reforzando la idea de que el mercado no está comprando solo “seguridad”, sino una cesta de metales con narrativa de demanda y escasez. Reuters apunta que la plata acumula en 2025 un avance de triple dígito, apoyado por fuertes compras de inversión y restricciones de oferta.
En el resto del complejo, el platino y el paladio también acompañaron con avances relevantes, un detalle que suele interpretarse como señal de amplitud del movimiento. Cuando el rally se concentra únicamente en oro, la lectura suele ser más defensiva; cuando se extiende a otros metales, el mercado tiende a percibir una mezcla de factores: reposicionamiento, búsqueda de convexidad y, en algunos casos, lectura industrial.
Las fuerzas de fondo: dólar, compras oficiales y geopolítica
Más allá del “titular Fed”, el oro se sostiene por fuerzas estructurales. Reuters subraya tres: demanda de refugio en un entorno de tensiones, compras de bancos centrales y un dólar más débil, que abarata el oro para inversores no estadounidenses y suele elevar la demanda marginal. Esta combinación explica por qué el metal ha encadenado máximos incluso en tramos donde el mercado de renta variable ha intentado recomponer el apetito por riesgo.
En términos de psicología inversora, el oro está funcionando como “seguro” y como “trade” a la vez. Como seguro, porque cubre escenarios de shock (geopolítico, inflación que repunta o desaceleración abrupta). Como trade, porque una ruptura de niveles redondos como 4.000 y ahora 4.400 tiende a activar compras técnicas y flujos sistemáticos. Y en diciembre, con volúmenes más bajos, esa mecánica puede acelerar.
Qué debe vigilar el inversor: “beneficio” vs. continuidad del ciclo
El riesgo inmediato, según analistas citados por Reuters, es el de la toma de beneficios típica de fin de año: un movimiento tan vertical puede invitar a cierres parciales, especialmente si el mercado entra en semanas de negociación reducida. Aun así, el argumento de continuidad se mantiene mientras no cambien dos variables: que la Fed no vuelva a endurecer el discurso y que el dólar no rebote con fuerza.
La clave para el inicio de 2026 será si el mercado confirma el guion de recortes y si la economía estadounidense muestra señales de enfriamiento ordenado. Si se consolida la expectativa de dos recortes en 2026 y persisten los riesgos geopolíticos, el oro puede seguir encontrando compradores en retrocesos. Si, por el contrario, la inflación repunta o el crecimiento sorprende al alza y reprecifica los tipos, el metal podría entrar en una fase de consolidación más exigente.
Un máximo histórico que dice más del “precio del dinero” que del metal
El salto por encima de 4.400 dólares no es solo una cifra llamativa: es la traducción en precio de un mercado que vuelve a apostar por una Fed más flexible, en un entorno de tensiones y búsqueda de activos defensivos. Con la plata acompañando en máximos y el rally extendiéndose a otros metales, el mensaje es nítido: el mercado está pagando una prima por cobertura y por tendencia. La pregunta ya no es si el oro “merece” el récord, sino cuánto tiempo puede sostenerse el relato de recortes sin sobresaltos en un cierre de año de liquidez reducida.
